teatro: LA REINA INJERTADA


Texto y maquetación: María Alonso Garrido.

Arte plástico de María Alonso Garrido, cabezas pintadas en colaboración con Jesús Solla Caramuxo.

Cangas, 2020.
La reina injertada
Escenario


      Índice: 
 _Sinopsis
_Personajes
_Anotaciones psicológicas
_Escenografía
_Texto.








Luna y flor al fondo

Sinopsis

  Una colmena salvaje de abeja negra europea, 
alojada en un barril enterrado, 
pierde a su reina. La situación es crítica y compromete 
la supervivencia de la colonia. 

Accidentalmente aparece una reina criada en laboratorio 
para ocupar el lugar de la hembra reproductora. 
La colonia tratará de sustituirla por una nueva reina 
al final del verano, para preservar la genética salvaje, 
más diversa y fiable contra las plagas y enfermedades 
que amenazan la especie.


Personajes

  Apicultora negra. La marionetista se convierte en un personaje, 
su voz en off dará las claves científicas que justifican las situaciones.
Rosario de máscaras
Kimono de la Apicultora negra



Reina Sola. Personaje central de la trama. Su gestualidad es pesada, 
sus miradas esquivas. El papel de hembra reproductora la supera 
físicamente y es pesimista con respecto a su futuro. 
Sabe que la muerte la acecha y no confía en la colonia 
que la ha aceptado como reina. Su única esperanza es que 
sus hermanas la encuentren, algo que ve lejano y poco probable. 
Su educación sofisticada choca con la rudeza de las necesidades 
de una colmena salvaje, pero, finalmente es presa 
de la aceptación de su destino, ya que finalmente comprende 
que su función es vital para la supervivencia de la colmena. 

Representa a la mujer que renuncia a su papel de matriarca 
para recuperar sus libertades personales.


Tocado de la reina Sola
Reina Sola



 Niñera. Aunque este personaje parece encontrarse muy cómoda 
en la casta a la que pertenece, la presencia de un zángano 
en concreto le hace replantearse su libre albedrío. 
Es un personaje pragmático que defiende a la colectividad 
por encima de la individualidad, pero la visión 
de la reina agotada la colma de piedad y termina por solidarizarse 
con ella y acompañarla en su eterna huida. 

Representa a la mujer en etapa de crianza que encuentra el amor 
como algo que lastra sus responsabilidades. 
Su gestualidad es ágil y vehemente. 
Guarda un deseo curioso por experimentar la realidad 
de otras castas que no son la suya, en concreto por vivir 
el papel de la reina de la colonia, ya que comprende que este 
es fundamental para la colmena, cuya supervivencia 
es su principal preocupación. Viste con cofia.


Niñera y larva
















  Zencerro. Por ser un zángano de laboratorio 
sus instintos están atenuados y no está tan limitado 
a los deberes de su casta. Es grosero, cobarde y egoísta, 
pero guarda sentimientos de mucha valentía que perturban 
su condición de vividor. Los zánganos son de una gestualidad 
espectacular y llamativa, procaces y decadentes. 

Zangano Zencerro
















  Reina Sobria. Hermana de la reina Sola, organiza a sus hermanas 
para buscarla. Es seria e inteligente, comprende las necesidades 
de la colonia y ofrece la responsabilidad compartida 
para superar el obstáculo de su condición física insuficiente. 
Manipuladora y fría, su gestualidad es firme y marcial. 
Representa a la madre que no quiere ostentar el poder absoluto 
y sabe delegar responsabilidades, todo lo contrario a la matriarca. 
Viste con corona, como todas las reinas.


Reina Sobria
Máscara de la Reina Sobria




  Reina Supra. Reina de avispa asiática, enemiga de la colonia.
  Zopenco. Zángano de avispa asiática.
Nido primario de avispa asiática 












Anotaciones psicológicas.




  La obra sirve como vehículo para acercarnos 
al mundo de las abejas y su problemática en el siglo XXI. 

Su tono es didáctico, pedagógico y técnico.


Luz y oscuridad en el interior de la colmena










Las castas en el mundo de las abejas (Eusocialidad) se diferencian por su alimentación en el estado de larva, las obreras fabrican reinas que mediante canibalismo de las rivales se hacen con el puesto. 

En el ecosistema humano la casta aparece de dos maneras, económica y espiritual. En la India el texto de las "Leyes de Manu", S. I a. c., las razonaban según el ser humano siguiese o no su Dharma (senda espiritual) ascendiendo o descendiendo, al reencarnarse, entre las cinco posibilidades. En algún momento histórico las castas se hicieron hereditarias y de tipo económico. Se entendía que un ser de gran espiritualidad, casta superior, no sería eficaz, ni feliz, en un puesto de soldado o de operario de producción. Al hacer las castas hereditarias esta lógica desaparece. 
La avispa asiática (Vespa velutina) es originaria de India e Indochina. 

En la novela de ciencia-ficción "Un mundo feliz", de Aldoux Huxley, en el laboratorio se saboteaban los embriones para reducir su inteligencia y producir las castas de manera artificial. 

El objetivo de un sistema de castas es la paz social, pero al ser relativas al poder económico está paz social desaparece. 

Las castas, que se hacen cargo de los gremios, en la especie humana son genéticos? Espirituales? ¡De nacimiento!?? y al hacerse hereditarios por ley la probabilidad de heredar una casta incorrecta es de 5 elevado a la n-1, alta. Los gremios pierden calidad, la población en su mayoría vive insatisfecha. 

El paso a una casta distinta se dificulta por respetar una escala económica inamovible basada en la tenencia de tierras. 

La liberalizacion del amor es una manera de traspasar el muro de castas, además de la obvia de acumular el dinero suficiente. 

Con frecuencia se exalta el hecho de ascender en el sistema de castas económicas y se penaliza e invisibiliza la decisión de descender.

 El político indio Mahatma Gandhi afirmó, sin embargo, desear reencarnarme en intocable (la no casta, encargada de las labores más arduas), cosa que infringe el orden supuestamente natural de reencarnarse en una casta intelectualmente y económicamente superior si se sigue con responsabilidad los deberes de seguir su dharma (senda, camino de vida). 

Una casta conlleva delitos propios, el comportamiento sexual de la sociedad respeta la segregación y la fundamenta. La solidaridad es otro concepto asociado a este sistema. La población es más egoísta e insolidaria dependiendo más de su clase social que de su iniciativa personal, la caridad se institucionaliza y define la dicotomia social izquierda - derecha, coexistiendo y confundiendo se con las demás: progresista-conservador, sedentario-nómada, nihilista-asambleario y otras. 

Estos paradigmas sociales deberían elegirse por impulso de la individualidad y no ser hereda les más que, quizás genéricamente. 
Pero lo que sí sería necesario, en el caso de aceptar la teoría de castas como sistema social humano, es que estas fueran fácilmente permeables y no de por vida, sin dificultar este mecanismo para mantener la acumulación de riqueza. 

Físicamente hay varios tipos de fronteras. Está el espectro de la luz o la reacción de neutralización ácido-base, que cambian inmediata y radicalmente, las que se parecerían en mayor manera a un sistema de castas secuestrado por el dinero. 

También la estructura gel que se contrae o se expande sin perder la forma original. 

Están las expansiones en forma de fractal, colonizando el espacio sin huecos, también la mezcla homogénea con sus posos de sobrante y su factor limítate... Muchas maneras de definir el límite entre espacios. 

Al traspasar en vida una frontera de casta, también se diluyen sus delitos, deberes y obligaciones. Podríamos ver a un cocinero de gran reputación cocinando en comedores sociales para los turistas de manera gratuita, a una reina periodista y a una cantante de opera que canta perfectamente un aria mientras friega los platos porque aprendió canto en un cursillo del ayuntamiento "Perfecciona el aria" y a un poeta escribiendo al aire libre en un pañuelo de papel y le entran ganas de estornudar y hay gente. 
Pañuelo de papel con semillas de plantas silvestres de la zona, incluidas en su proceso de fabricación. Y el divorcio como cosa sana y normal. 

  Las reinas que quieren repartir sus responsabilidades, 
los zánganos que eliminan el ego de su función reproductora, 
la colonia que desecha la crueldad de sus costumbres 
y da prioridad al relajo y la calidad de vida son las comparativas 
evidentes con una sociedad laboralista que prima el trabajo 
y la labor social frente al ejercicio de las libertades individuales que se enfrenta al sistema de castas económicas hereditarias que lastra cualquier sociedad. 

Las tradiciones garantizan la supervivencia en el tiempo 
de la especie, pero la injerencia del ser humano en el ecosistema 
ha convertido el planeta en un escenario de pánico, 
caldo de cultivo para nuevas estructuras sociales más eficaces.

Recordemos que cuando las castas se diluyen, se diluyen también las obligaciones y los delitos de casta. 
También los anhelos que llegan a pervivir durante generaciones, afectando al presente del individuo las frustraciones de un ancestro, fundamentado este mecanismo por la impermeabilidad hereditaria de la casta, sus costumbres y sus frustraciones.

Se heredan las frustraciones genéticamente, pero también socialmente.

Los empresarios llenando los orfanatos de bastardos y las madres de la soldadesca pariendo sin parar.

  Las abejas han evolucionado, junto a hormigas, termitas y avispas 
hacia una sociedad feminizada de castas donde nacen idénticas. 
Es la diferente alimentación lo que diferencia las castas 
de soldado, obreras-niñeras, zánganos y reina. 
Su continuidad en el tiempo avala esta estructura. 

¿El  nicho ecólogico de la abeja es fundamental 
para sostener el equilibrio en la naturaleza de este planeta? 

Las abejas son una de las especies principales 
en la función polinizadora y garantizan la diversidad genética 
de las plantas fanerógamas (de flor). 
Este tipo de plantas evolucionaron de una sola especie de flor 
primigenia, según los estudios.


Flor primigenia
Detalle del tallo

Enjambre
















Las prácticas apícolas, basadas en la productividad no contemplan 
el respeto a las necesidades de la especie y son, según algunos expertos, 
la razón del colapso de las colonias, problema de origen desconocido.


Reina Sola









  La obra incide en la necesidad de mantener la diversidad 
genética de la especie. Los ejemplares de laboratorio son 
selecciones de razas mansas que no pueden contrarrestar 
tan eficazmente los problemas de plagas y enfermedades, 
algunos naturales, otros, fruto de la actividad humana.





Aguijones











  La abeja negra europea, salvaje, casi desaparecida 
por la cultura de la ganadería apícola y la intrusión 
de especies mansas, se enfrenta, además, a la plaga europea 
de Vespa velutina (avispa asiática).

   La avispa asiática, al igual que el avispón europeo (Vespa crabro), 
se alimenta de colmenas de abeja, depredandolas hasta un exterminio 
rápido y total de la colonia. Es menos agresivo, pero más numeroso. 
La avispa asiática presenta comportamientos muy diferentes 
a los de abeja, que es muy elaborada en sus relaciones sociales, 
un estilo de matriarcado sensiblemente diferente. 

También las obreras sacrifican a la reina si la genética de la colonia se ve comprometida. Incluso es habitual. 
https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(15)01175-6



Amaterasu, diosa de las cosechas










  Una característica fundamental de la obra es la femineidad 
de los personajes. Al ser la mayoría femenina los plurales 
lo son también, obviamente, al ser la denominación vulgar 
de tipo monárquico resulta la trama un drama de intrigas palaciegas, 
aunque en otros idiomas, como el gallego, 
la “reina” se denomina “maestra”.


Esperma x droga


Los personajes femeninos podemos asimilarlos 
a las diferentes etapas de la vida de una misma mujer.


Abejas reinas














  El tratamiento de la masculinidad es de tipo irónico. 
Se reproducen situaciones de machismo inverso, 
donde los machos son ninguneados por serlo 
y sus necesidades no cubiertas no suponen problema ninguno, 
como en el arte tradicional pasó tantas veces 
con el universo femenino. 
Esto sólo tiene sentido en un marco de debate 
de refundación social y de búsqueda de las necesidades de género 
para contrastarlas con las necesidades de orientación sexual.


Zangano Zote
Zangano Zote, detalle







Escenografías A y B. 

Escenografía A:
De tipo surrealista.

  Tanto por el tono didáctico de la obra, como por 
su dialéctica incidiendo en las necesidades del individuo 
en una sociedad de castas tradicional, esta obra resulta 
muy adecuada al teatro surrealista.

  El número de personajes principales es muy reducido, 
pero para conformar un enjambre ejemplar se necesitaría 
una gran cantidad de figurantes. Para conseguir esto 
se sugiere que el público participe de la acción 
dividido en tres grupos a elegir. El primero serían 
las abejas obreras, la gran masa, ataviadas de unas 
diademas con pompones. Cuando la reina llame a enjambrazón 
deberán dividirse y la mitad de ellas la seguirá. 
El segundo serían los soldados, pertrechados con escobas. 
El tercero serían las hostiles avispas, armadas con fustas. 
la cabeza una diadema con pompones a modo de antenas.


El movimiento de las avispas es lento y pesado, 
el de las abejas será danzarín. El vox populi de la colectividad 
vendrá representado por el megáfono.


  Para dirigir a esta masa en sus dinámicas y darle a los personajes 
secundarios la frase y el momento de decirla se necesitará a la dirección
 de escena, que tradicionalmente se oculta entre bambalinas.
 En este caso será, por el contrario, un personaje más 
y su función vital para el desarrollo de la obra. 
Esta circunstancia encaja en la escenografía surrealista 
y cualquier añadido a la obra debería incidir 
en la estructura desestructurada que consiga 
que todo el conjunto fluya.

Escenografía B:
De tipo poético. 

El amor florece 
a mi alrededor
como metáfora imbatible
 del anhelo.

Solo él puede imaginar
algo perfecto, egoísta y
adecuado, educado
en las burbujas del ego,
al llegar a la superficie
explota.

Solo ella, la ilusión
incontestable, es capaz
de mover toneladas 
de escombro realidad
y hacerlas flotar
en la atmósfera
pesada del aburrimiento.

Perdida en el sofá,
cuando apagas
la pantalla, reflexión
genufléxica del 
me caigo del cojín 
cajón, haz una 
instalación, por 
Dios, que lo explique
todo, dorada y
brillante y, por
favor, que no aburra.

Del toque francés
al decorado americano,
pasando por el 
contoneo latino a
la orilla de un
río asiático
reverberante de
maleza existencial,
así hemos llegado
al cielo, donde 
las nubes se mueven,
¿no ves que hasta las
nubes se mueven?

Me suicidé demasiadas
veces para considerarlo
práctica de riesgo,
ahora una bruja
deshace mis nudos
maternos y mi
rencor me odia,
porque ya no vale.
¡Qué triste el veneno
encerrado en su 
frasco cuando ya
no hay ganado
que aniquilar!

El amor florece a 
mi alrededor y 
son demasiados
los capullos para
poder contarlos.
Abro mis fosas
del recuerdo y 
construyo un perfume
coral que no me
abandonará
y que adornará
mis uñas hasta
el día de mi muerte.

A veces, solo a veces,
en ese número
incontable y preciso,
la flor es inalcanzable,
se vuelve más preciada,
su anhelo más
fragante, su 
perfume, imperceptible,
crea una sospecha
odiosa de dolor.
Hay que decirle adiós
a tantas flores que 
la marchitez es ya
mi único consuelo.

Mientras mi cara 
permuta en el espejo
sus infinitas combinaciones
de forma, aquella
flor anhelada es
la rosa de mi gracia
perdida. Con generosidad
regalo al mundo
un vegetal impresionante.
Lanzo desde el escenario
al público la puta flor
y sé que alguien la
recogerá en vuelo
para ponerla en su 
solapa, que el demonio
la lleve.

A mi alrededor
florece el mejor
amor a mi lado,
yo soy la tierra
fragante y en mí
el anhelo floreció
en curso delirante
que alimento
con mi risa,
con mi aliento,
porque el amor
es sediento, porque
la flor es la diva,
porque me sobra 
saliva para 
dar vida al amor,

salida al viento.


Colapso de la colmena




















Texto.




Cámara de la reina
ACTO I.









La reina juega con la tela de su llamativo vestido. 
Por la esquina aparece,  envarada, la niñera que, 
con el megáfono, anuncia la llegada de un zángano.


Niñera-.  ¡El decimoctavo!


 La reina, con aspecto cansado, pero digno, se levanta la falda. 
El zángano se sumerge en el traje. 
Una vez ha desaparecido debajo del vestido 
la reina inicia un baile nupcial. 

El suelo se va fregando como si el traje fuese una mopa 
efectuando un barrido húmedo, hasta que el último rincón 
del escenario brille con la humedad. 

La niñera se muerde las uñas mientras contempla, 
con mirada ávida, como se desarrolla la escena 
de apareamiento. 

Cuando el zángano desaparece murmura 
un discurso amenazador, 
que la reina escucha con interés desapasionado. 

Nñ.- No eres más que
            una reina injertada
al final del verano,

 con tu reloj roto
                        y tu vestido demasiado
                        grande,
                            en una colmena

                                   asolada por el hambre.


El injerto de reinas es una práctica común en colmenas 
que han perdido a su hembra reproductora.

Generalmente la colonia las sustituye por una reina propia, 
más longeva y relacionada genéticamente con las larvas. 

Está comprobado que si la reina pasa el invierno con sus hijas 
esto afecta a la longevidad de la colmena y 
a su buen estado fisiológico en general.

                                   TÚ,
que procedes de un
linaje decadente de
laboratorio,
                                   las menos competitivas
                                   razas han parido
                                   tu nombre:

Apis mellifera linguística Spinola. Abeja italiana.

Reina Sola.- Ligústica!

            Apis mellifera ligústica Spinola.
            Abeja italiana.


Finaliza efectuando una reverencia. 
Ríe estentóreamente y termina con una ligera tos.
Aparece la niñera, se acerca a la reina 
y le comunica envarada la presencia del 
decimonoveno zángano.



El hecho de que el zángano protagonista sea el decimonoveno 
alude a la circunstancia de que las reinas salvajes son 
fecundadas por dieciocho zánganos de media. 
Incluso una reina injertada puede darse cuenta de 
lo que constituiría un caso de explotación laboral.



Nñ.-    ¡El decimonoveno!

Sol-.    A nos, lo que nos apetezca
            en cada momento.
            No voy a escuchar
            tus zumbidos
            de niñera sissseante.



Se da la circunstancia de que las abejas prefieren 
mantenerse en la oscuridad. De nuevo la Reina, 
a pesar de ser una clonación de cautividad defiende por instinto
las necesidades de una colmena salvaje, 
frente a la individualidad y sus consideraciones.


  No quiero ver a nadie
            y agradezco la oscuridad.

            Dieciocho zánganos he tenido
            que fregarme y no estoy
            para baladronadas.

Nñ-.     ¿Baladronadas?
           ¿Y qué significa eso?

Sol-.     Tu origen humilde
            denota tu educación
            deficiente, incluso expresándote
            no eres más que una niñera inculta.

Nñ-.    Por lo menos no soy
            una abeja genéticamente
            modificada, injertada al final del verano
            y presta a morir.

Sol-.    La mano de las miles de astucias
            me ha traído hasta aquí,
            hasta esta colmena salvaje
            de abejas suavesss malass
            guarrass…
                         criaréis a mis hijasssss.

Nñ-.    Criaremos una reina propia
            y no sobrevivirás
            ni cuarenta días, disfruta de
            la zanganería,
            regente impostada.

            Disfruta de la oscuridad
            que agradeces.
            No merecesss más.


La niñera desaparece de escena.


Sol-.    ¡Maldita sea!

            De las peores y decadentes
            razas de abeja, de las más mansas,
            menos competitivas y más propensas
            a la enfermedad
            me han seleccionado a mí.

            ¿Cómo he venido a parar
            a esta colmena salvaje,
            ruda y sin esquinas?
            ¡Qué mala sssuerte!


El propóleo que recubre las paredes de la colmena 
protege y refuerza sus defensas sellándola. 

Las prácticas apícolas que defienden la productividad 
popularizaron los cuadros móviles para su mejor manejo.
El propóleo dificulta la extracción del cuadro, 
por lo que se prefieren razas de abeja poco propolizadoras.
            

            Yo, que fui criada en palacios,
            a plena luz del fluorescente…
            El propóleo que esta gente
            tanto agradece y admira
            mancha mis trajes hermosos.

            ¡Qué destino más odioso!
            Primero un accidente
            de camión
            y me pierdo de mis hermanas
            y ahora salvo la vida viniendo
            a parar a esta colmena 
            zanganera
            sin reina.

            Soy su única oportunidad de
            supervivencia y así 
            me lo agradecen,
            explotándome.

            ¡Y todo chorreando!


El metabolismo rápido del insecto afecta la reducción 
de oxígeno en el aire. La práctica común de ahumar 
a las abejas las debilita considerablemente.
          

            Recuerdo las cajas de cartón
            y los envases, los rieles 
            pulidos            
            y la facilidad mecánica de las
            estructuras,
            la mano del tipo
            que nos gaseaba
            y lo elegante de su armadura.

            Para acabar en un agujero
            ridículo no he sido creada
            en los salones que brillaban.

            ¡Un barril enterrado!
            Una colmena encerrada
            en un barril enterrado.
           
¿Redonda!
           
¡Qué infamia!
            Una casa redonda,
            Qué infamia, una casa 
            redonda,
            plagada de ignorantes,
            ¡Qué no pronuncian bien 
            el latín!

            ¡Oh, la lengua muerta y
            los bailes de salón!

            No tengo opciones.
       Al final del verano.
                        Me eliminarán.
           Criarán una reina propia, fuerte y nativa.
Razón tienen.
Eso no es consuelo, ni futuro.
                                   HE DE MIRAR POR MÍ!

            Dormiré.

            ¿Cuándo llegarán mensajes
            de mis hermanas?
            ¿Dónde están las cartas?
            Niñera zafia…

  ¡Seguro que me las esconde!


Aparece la niñera, que murmura siseante. 


Nñ-.      Se retuercen los hierros.
            La temperatura es demasiado alta.

Las abejas afectan las variaciones de temperatura, 
prefieren las colmenas con un buen aislamiento.
También la humedad las debilita.

           
       Un barril enterrado,
            filtro genial de la tierra,
            en sólo cuatro horas
            inauguramos la nave,
            quizá demasiado pronto.

            Atemperada atmósfera
            de bajo tierra el barril,
            pariríamos sin freno.
           
       Aquí me las den todas.
           
       No es para la abeja mansa
            el underground.

            La humedad es el factor
            limitante,
            demasiado amor
            pudre la mente, la
            miel es la grima,
            viscosa y dulce.

            Llorar.
            Hace falta
            salir a darlo todo,
            como los niños,
            se arrugan, pero no
            se deforman y surgen,
            gritan y no se quedan
            afónicos.

Mira su megáfono y reflexiona, las crianzas saben 
por instinto y no precisan reglas sociales. 
Ella es niñera y cuando habla de ellas 
lo hace con orgullo y delectación.


            Saltan y corren,
            como animales,
            si no se divierten lo dicen,
            lo saben todo,
            no me olvido de eso.

            Bajo tierra se sale,
            la tierra es la piel,
            ¿Vivamos en cuevas!


La avispa asiática y similares,
 como el avispón europeo, 
son depredadores feroces
 que no son ágiles en vuelo 
por su mayor tamaño.

 La protección de la colmena
 se basa en mallas 
que no los permitan acceder
 y maleza que les dificulte la caza. 

También la ferocidad de la abeja resulta una ventaja frente a las plagas, 
como el propóleo es el factor protector frente a las enfermedades. 
La selección de abejas mansas, que facilitan la labor del apicultor, 
merma las posibilidades de supervivencia de la colonia.

            

            Hemos enterrado el barril
            en un jardín encantado
            y todo es encantador,
            la maleza protectora
            contra las avispas
            exterminadoras,

            pero es húmedo el amor,
            por eso las abejas vuelan,
            ¡vivamos en los árboles?
            De madera la almohada.

            Medrarán crías feroces,
            ¿Querrán?

            Zángano!
            El decimonoveno!

Sol-.      Ni hablar.                                                    Indolente, replica.
           

Nñ-.     Cualquier reina salvaje
            daría la vida

            por llevar ese traje.


La casta de las abejas reina
 las aboca a la reproducción 
como función a desempeñar en  su ciclo vital. 
También son las encargadas de atraer a los zánganos 
y de aglutinar a la colmena en caso de enjambre. 
Está comprobado que las reinas 
que permanecen con sus crías 
en invierno dan lugar a colmenas 
más viables.
           

Sol-.     ¡Qué me queda grande!
            ¡Es un ultraje!


La reina defiende con rabia su 
individualidad, 
más allá de las necesidades 
de su casta.


Nñ-. Haz lo que debesss.

Sol-. ¿Cómo te atrevesss!

Nñ-. Dicesss de más.

Sol-. ¡Atrás!

Nñ-.    No te rajesss o
            te matarán, tendré
            que defenderte,
            nos matarán a las dos.

Sol-. Tengo una idea.

Nñ-.    ¡Acabáramos!
            ¡Jamás!
            La iniciativa en
            el trabajo es trabajo
            para los demás.
           
            ¡Haz tu parte!

Sol-. Demasiado parto.

Nñ-.    Delito de casta ser yo 
            tan basta,
            a pesar de estar 
            tan bien dispuesta.


La niñera se lamenta amargamente de no poder 
ejercer
labores de reina y esta 
aprovecha para engatusarla 
enseñándole poses reales. 

En un instante de éxtasis 
de la niñera 
la reina le coloca la corona.

Aparece el decimonoveno 
zángano, brioso, 
que sume a la niñera en una 
danza nupcial caótica, 
pero muy dulce. 

La reina se coloca la cofia 
de la niñera, 
feliz de no tener que aparearse.

Aparecen los soldados presentando una nueva 
y joven reina 
a la que traen casi a rastras. 

Pretenden matar a la reina 
injertada y sustituirla, 
actitud cruel que salvaguardará 
la supervivencia de la colmena.


Soldados-. ¡A por ella!
                     ¡Injertadla!
                        ¡Qué se injerte!
¡Enrejarla!
                              ¡Al injorcierto!
 ¡No dejéis que se vaya!
¡Sí, que muera!
                                                           ¡Engendro!
   ¡Ha sido la mano humana, que lo corrompe todo!
¡Viva el coño universal!
¡Ahora que nos ha dado el servicio, qué muera la reina del vicio!
¡Esta es una colmena digna, no se merece una abeja mansa!
            ¡Decadencia de la raza!
             ¡Ya no nos hace falta! ¡Y no lo consentiremos!
¡No trabaja bien, que la vimos una vez descansar!
              ¡Y parecía noble, es doble la broma!
La mataremos, la echaremos a las avispas, no conocemos a nadie.
Nuestra nueva reina es mejor, somos salvajes.
¡Quién se ha creído!
                                    ¡Qué huya!
¡Nuestra nueva reina es mejor!
                                    ¡A por ella!


Un montante de zánganos lucha 
a los pies de la joven reina, 
que los mira horrorizada.

El decimonoveno zángano
 habla con la niñera, 
a la que confunde con una reina 
verdadera, 
con poderes hormonales para 
dividir el enjambre. 

La falsa niñera (la reina),
 se da cuenta de que es 
su única oportunidad de escapar
 de la muerte y 
se aferra a ellos en la huida,
 para que la mitad 
de la colonia los persiga atraída 
por su propio olor a reina 
y así puedan las dos escapar.

Zencerro-. Vayámonos a formar
            otra colmena, nena.

Nñ-. Sí, sí, SÍ!

Sol-. Eh, no me dejéis aquí, insensatossss.


Al escapar con ellas la mitad 
de la colonia las sigue. 
La otra mitad dirige su mirada 
a la joven reina. 
Esta saca una pistola, 
apesadumbrada y, 
encogiéndose de hombros, 
se pega un tiro.


Reina joven-. ¡Idiota, puta mierda!


Queda sin reina la colmena, 
convirtiéndose, de nuevo, 
en una colmena zanganera. 
Los zánganos, que luchaban 
por la reina, siguen luchando, 
esta vez por diversión.


Las colmenas zanganeras o sin reina 
están condenadas a morir, 
dado que la reina es la única
que tiene la capacidad de reproducirse.






Celdas de cría para las larva

ACTO II.








En la colmena del hueco del
árbol, la niñera y el zángano 
están sentados 
entre cunas y murmullos 
de larvas. 
La niñera se muestra renuente 
a las zalamerías del macho.



Niñera-.    Tengo dolor en el pecho.

Zángano Zencerro-.    Es amor.

Nñ-.    Siento que no puedo
            darte de ti lo mejor,
            lo que tú esperas,
            lo que tu naturaleza pide
            y seguro que mereces.

Zn-.    ¿No parezco yo y aparezco?

Nñ-.    Sabes que no soy una reina,
            ¿qué haces conmigo,
            tan a mi lado?

Zn-.    Ya sé que no eres más
            que una niñera que nadie
            querría, pero que quieres,
            últimamente me ha dado
            por trabajar y te admiro.

Nñ-.    ¡No! Un zángano como tú,
            material genético de primera,
            un macho reproductor,
            para una niñera como yo
            una quimera.

            ¿Manchándote las manos y
            a la raza? Recogiendo
       de las flores su néctar,
       fabricando deliciosa miel,
       modelando con saliva
       las paredes del nido perfecto,
       acunando bebés…

       No lo consentiría, ¡tú estás
       aquí para lo que estás!

Zn-.    ¿Me estás diciendo que no
            tengo conversación?

Nñ-.    Orden y tradición,
            llevamos las abejas 
            en el mundo
            cuarenta millones de años.

Zn-.    El zángano baila,      
                   retorciéndose de placer.

            Sííí, shake it, shake it,
            shake it, shake it! Yeah!
           
            Perdona, ¿decías?

Nñ-.    Son los días del kaos,
            no lamentaría haberlos visto,
            pero esta reina me preocupa.
            Ultimamente la veo 
            desmejorada…
            Es sólo una reina injertada…

Zn-.     Yo sólo tengo ojos para ti.
            Es un milagro social.


El ataque de avispa asiática consiste 
en separar la cabeza de la abeja 
del tórax cuando están a punto de 
entrar en la tobera de la colmena.


Nñ-.    Es la decadencia
            y desapareceremos.

Zn-.     Por lo menos en este hueco
            de árbol las avispas no nos
            están molestando.

            ¡No se qué haría
            si te arrancaran la cabeza!

Nñ-.    Pero echo de menos la
            maleza que nos protegía.

Zn-.    Ama nuestra fortaleza.

Nñ-.    ¡La adoro!


Se besan con ardor. Entra la 
reina, ajada y renqueante, 
dando un portazo súbito 
que separa del susto a las 
amantes.


Nñ-.    Atrás, guiñapo loco,
            muñequita siniestra.
            ¡El decimonoveno es para mí!

Zn-.    ¡Ay, mi chuli!


La reina se desploma y la niñera 
se levanta impresionada.


Sol-.    No llegaré a mañana,
            soy sólo una reina injertada,
            un animal de laboratorio…
            Me prometieron… ¡no!

Se tapa la boca sollozando.


Nñ-.    Mi niña
            No descubran ahora 
            tus ojos la luz,
            la noche negra nos ampara,
            ¿no es cierto? Recuerda
            tu naturaleza
            enérgica, no es tan fácil 
            morir.


Zencerro se adelanta y 
zarandea
a la reina, en el suelo.

Zn-.    ¿Qué te prometieron? 
           ¡Confiesa!
            Habla, espécimen 
            degenerado,
            al servicio de la raza humana
            que nos degrada y explota.
            ¡Espía!


Le hace gestos a la niñera 
para llamar su atención, 
intenta que esta aprecie 
su pose tradicionalista,
pero esta le ve agarrando 
a la reina 
y tiene un ataque de celos.


Nñ-.    No toques, que te veo.

Zn-.    ¿Corazón?

Nñ-.    Mira cómo se te levantan
            las alas, guarro, 
            no puedes evitarlo.
            Te ponen una reina delante,
            aunque sea una maltrecha
            y ya estás al acecho.

Zn-.    Eeeh… Ay, cari…

Sol-.    Me prometieron 
            una colmena enferma,
            asolada por las privaciones,
            encerrada en una jaula 
            inhóspita,
            plagada de pestes, 
            decadente…
            ¡poco exigente!

            Polinizar invernaderos y
            acabar en la basura,
            algo rápido y feliz,
            brillante y moderno…

            Breve, sí, pero lujuriante,
            poca cosa, pero cómoda,
            sólo algo, sin aspiraciones,
            libaciones sin freno y el
            veneno que acabaría con
            el sueño de la vida
            en un baile frenético 
            y desorientado,
            ¡Locas todas, la colmena, 
            colapsada!

            Parásitos, enfermedades,
            demasiada luz, pero…
            dignamente morir,
            una vida digna morir, el
            lujo de morir una vida lujosa
            y no este trabajo de agonía,

            una colmena salvaje exige,
            yo soy reina de otras 
            alcurnias,
            no tengo carácter, ahora
            tampoco fuerzas!

            ¡Y mi niñera me abandona
            por un zángano chulesco!


Dirigiéndose a la niñera, 
que la mira horrorizada 
y avergonzada por ser reprendida
acusada de haber abandonado 
su puesto.


Sol-.    Nos, que te necesitábamos 
            tanto y
            que te regalé, incluso, 
            al decimonoveno
            pa ti!

Nñ-.    ¡Porque te sobraba!

Sol-.    Has abandonado tus labores,
            nada me protege 
            de las huestessss.
            Quizá sea tuya
            la última palabra.

Nñ-.    ¡Mi reina!


Al zángano.

            Tú no te acerquessss

De nuevo a la reina. 
           
           ¿Me juráis que no hay
            segundas intenciones y
            que no rondáis al macho
            (cual es vuestra naturaleza)
            y habéis venido a verme a mí?

Sol-.    Me salvaste la vida…

Zn-.    ¡Salvasteis! 


Se hace un silencio, debido a la intervención 
del zángano, no comprenden
su opinión, ni semejante 
punto de vista. 


Sol-.    … cuando la nueva reina
            apareció con sus soldados,
            pero la enemiga ahora
            es más poderosa que nunca.

            Las avispas nos han diezmado
            a las nuestras puertas 
            abiertas,
            incluso ha venido un oso…

            Despierta, niñera, en esta
            guerra sin generalas todo vale
            menos el amor, a que andas?

Nñ-.    ¿Seguro que esto
            no es una treta
            para castigar mi falta?
            Él y yo hemos traicionado
            el sistema de castas,
            que es el pilar fundamental
            de la especie.

Sol-.    ¿De qué castas hablas, loca
            perdida? 
            Nací bajo un fluorescente
            y me trajeron en una caja 
            de cartón,
            en un camión, que volcó
            en la autovía.
            Yo y mis hermanas huimos 
            prometiendo
            escribirnos, éramos siete.

            El final del verano llega 
            y no hay noticias.
            No sé que ves tú de natural 
            en todo
            esto, ni qué te importan
            lasss castasss
            cuando has dejado en manos
            de un enjambre salvaje a la
            más delicada de las reinas.
           
            ¡Niñera mala!

Nñ-.   Pero, ¿seguro que no vienes
           a por mi  zángano 
           con esas palabritas
            zalameras de 
            ¡ay, qué me muero!

Sol-.     Me prometieron 
            una colmena condenada
            a la medida de mis fuerzas
            y mis hermanas
            no me han escrito.
            ¡Qué desassstre! 

            Por cierto, hay que huir.

            Las avispas atacan, 
            las exploradoras
            han ojeado un hogar 
            en la maleza,
            donde esas gordas bestiasss
            no pueden
            maniobrar, creo 
            que lo han llamado
            colmena de diseño 
            agroecológico
            y es redonda, 
            como a ti te gusta, 
            con un toque 
            findelmundista
            de artista. 

            Recicla y vencerás. 

            Llevadme allí, nos seguirán 
            las nuestrasss.

Nñ-.    Estás débil, maleza.

Sol-.    Sólo necesitaríais mi cadáver.

Zn-.    Rápido, las avispas 
           han llegado
            a las celdas de cría.
            Nuestras tropas retroceden.

Nñ-.   Niña mía, sólo una reina
            injertada y yo la mayor
            de las arpías, te he dejado
            abandonada cuando en
            realidad eres excelente.

Sol-.   ¿De verdad?

Nñ-.   Magnífica rectora.

Sol-.   ¿Me amas?

Nñ-.   Regente.

Sol-.   Sí…

Nñ-.   ¿Cómo decías que se llamaba
            nuestra nueva morada?
            No mueras aún…

Sol-.    Creo que dijeron
            lavadora abandonada. 

Nñ-.    Mmmm, perfecta.


Se van avanzando a duras penas.


Sol-.   Te dejas al zángano.

Nñ-.   Me llevo la colmena.


El zángano Zencerro coge a la 
niñera del brazo 
y la aleja suavemente de la 
reina, llevándola 
a un rincón del borde del 
escenario.


Zencerro-.    Tú y yo, en nuestra 
            situación,
            alejadas la una de la otra,
            rodeadas de nuestras 
            semejantes
            hasta sentir la soledad
            como un color que destiñe
            lasss razassss…

Niñera-.    Te extraño, te extraño
            ya tanto que no te reconozco.
            Tu zumbido será el silencio
            de las otras, tan característico
            sonido que nunca 
            estará presente.

Zn-.      Iré a buscarte y quizás 
            no haga
            falta, pero nada me llama
            en otra parte 
            y ojalá las abejas
            tuviésemos un nombre 
            más allá
            de la marca de la casta.

Nñ-.    Zángano, que te guías 
            por el olor
            de la reina, ¿me amabas?

Zn-.    Has de saber que la reina y yo
            somos primas. 

Nñ-.    ¿De qué estás hablando?

Zn-.    No soy un zángano salvaje
            que acudió a fertilizar 
            una colmena,
            en aquel accidente 
            también iba yo.

Nñ-.    ¡Eres otra abeja mansa
            y tu naturaleza no es tan
            vehemente, 
            ¿es por eso que
            traicionas a la colonia
            enamorándote de quien
            no te corresponde?

          
 Zn-.    Mientes.


Se besan con pasión. 
La niñera se zafa del abrazo.


Zn-.    Tus razones pierden sentido
            en estos tiempos extraños.

Nñ-.    Sólo sé que nos extinguimos.

            Nosotras, que dominamos
            el mundo desde hace     
            cuarenta
            millones de años.

            Los humanos envenenan
            y cortan las flores, nos
            obligan a alimentarnos de
            una sola especie, girasol,
            contratan razas traidoras
            poco feroces frente a las
            plagas y nos encierran en
            jaulas, incómodas y frías.

            Nos exponen a la luz, a
            nosotras, que llevamos
            millones de años protegidas
            en cuevas oscuras y goteantes,
            radiantes del pegajoso      
            desinfectante propóleo.... 

           ¡Les molesta todo lo nuestro!

            El imperio en declive, 
            la colonia muere.
            Eres tú otra mansa aliada 
            de la raza humana,
            que nos quita la miel 
            y nos alimenta
            con azúcar. 

            Morimos desorientadas,
            desnutridas, envenenadas 
            y hartas.
           
            No nos dejan descansar, 
            estamosa gotadas.
            Sólo quedamos algunas
            colonias salvajes y al morir 
            nuestra reina
            estábamos condenadas.

            Cuando apareció Sola, 
            tu hermana, nos había
            devuelto la esperanza, 
            pero erais
            solamente una broma 
            macabra
            del destino.

            ¡Abejas mansas!

            Los humanos sólo llevan
            un millón de años 
            en el planeta
            y ya es incalculable el daño.

            Aún habrán de evolucionar
            hasta las sociedades estables,
            para entonces se habrá roto
            el ecosistema, tronzado el 
            trenzado,
            tan delicado y no 
            sobrevivirán
            sin nosotras.

            Nuestra resistencia salvaje
            es su única esperanza.
            Las abejas mansas sois los
            linajes de la extinción masiva.

Zn-.     Deja de hablar como 
            una niñera.
            Vámonos, te trataré 
            como a una reina. 

            Aprovechémonos de que
            soy un zángano disidente,
            hablas de traición, 
            pero yo estoy
            solo.

Nñ-.    Eres una abeja, la soledad es
            imposible. Y partirías cada 
            tanto
            en busca de una reina,
            te ausentarías
            temporalmente. 

            Es tu naturaleza
            de zángano, todo en bien 
            de la raza.
            Cuanto más material genético
            dispongan las reinas, 
            más fuertes son
            las larvas.

Zn-.    ¡Esas larvas que dan tanto 
           la lata? 

            Te equivocas, mi amor 
            es para ti,
            la vida es una fiesta, 
            vente conmigo,
            olvídate de esta prisión.    
           ¡Contesta!

Nñ-.    ¿Una vida zanganera
            y degenerada?
            Tengo una reputación, 
            no puedo
            traicionar el sistema de castas
            poniéndome en ridículo 
            contigo.

            Eso sería traición. ¡Extinción!

Zn-.     Pero quién le enseñará
            a las pequeñas larvas
            toda esa moral ortodoxa, 
            sin excepciones, 
            que predicas,
            anacrónica y odiosa!

            ¿Qué hay de los nuevos 
            modelos familiares?

Nñ-.    ¡No me pueden ver en 
            familiaridades contigo!
            Es una indecencia y 
            no creo que pudiéramos
            ser simplemente amigos.

Zn-.      Es que a mí no me importa 
             que seas integrista,
            ¡te amo! Huyamos. 

             Fundemos un santuario de
            rarezas, necesitaremos una 
            niñera fundamentalista
            que no olvide 
            el glorioso pasado 
            del sistema de castas, 
            cuando, por fin,
            le hayamos dicho basta,
            todo para nunca regresar a él.

Nñ-.    ¿Y podría seguir siendo 
           yo misma, con mis manías?

Zn-.    Y si no siempre podríamos 
           regresar a la colonia,
           tú a tus larvas sin mí, 
           yo, insaciable fecundador
            de reinas salvajes.

Nñ-.    ¡No! Y no sé en qué acabaría 
            todo esto,
            no sé adónde vamos, no sé, 
            no lo sé, no lo sé.

            Socorro, el amor, pero 
            por qué no seré una reina? 
            ¿Por qué no seremos ardillas!

            Yo quise ser una reina 
            y casi lo conseguí,
            casi lo conseguí...

Soldados-. ¡A por ellas!


El zángano y la niñera 
se separan. 
La reina y la niñera se miran y
se retiran a descansar. 

El zángano las odia, 
despechado y yéndose
a la colmena zanganera 
del árbol. 


Zn-.   ¡Cari! Esa tipa es una mala 
          influencia,
          ¡Qué lo sepasss!


La puerta se abre de par en par, 
con estruendo 
y el enjambre barre al zángano.


Zn-.     ¡Qué te crees que voy a ir 
            detrás
            de una niñera!
            ¡Buscaré una reina, 
            una reina salvaje!


El zángano llora amargamente y se queda dormido, sólo.



La colmena zanganera
ACTO III.





En la colmena zanganera, 
dentro de una lavadora y rodeada de flores, 
la fiesta es un modo de vida. 



Zángano salvaje Zote-.   Zencerro, 
            ¿qué haces aquí?

Zencerro-.   Salud, Zote.
            Descanso un poco del fragor
            de la fiesta.

Zt-.   ¿Hidromiel?


Le tiende una de las dos toscas copas que lleva en la mano.


Zt-.      Han llegado visitas,
            estamos salvados.
            ¡Reinas! Se ha corrido la voz
            de nuestra colmena 
            zanganera.
            Es un ejemplo, debe continuar
            siéndolo, no nos falles ahora
            poniéndote a trabajar.

Zn-.   ¡Por supuesto!
            ¡Orgullo zanganero!

Ambos brindan.

Zn-.    Quiénes son, entonces,
            del uno al diez.

Zt-.    Seis. 

Zn-.     Muy tranquilo te veo, 
            pues.

Zt-.      Son las pastillas
            que han traído,
            experimentales,
            de laboratorio.

            ¿Quieres un par? Yeah!


La abeja recolecta al final del año 
floral las reservas de miel
que le permitirán pasar el invierno. 
Es entonces cuando se podría 
recolectar cierto excedente 
para la apicultura
en un contexto de permacultura.

En la apicultura convencional 
se extrae toda la miel posible
y en cualquier época del año, coincidiendo con períodos
florales concretos que permiten 
mieles de una sola flor,
como romero, brezo, etc. 
Las mieles con mezcla de especies
se denominan "milflores".

La agresión física a la colonia 
a la hora de recolectar se agrava 
con la alimentación artificial 
a base de azúcar. 

Estas dos prácticas merman 
la viabilidad de la colonia
al debilitarla, sobretodo por 
la mala alimentación.

Para proteger a la reina de 
las bajas temperaturas, 
las abejas pasan el 
invierno agrupadas en una bola,
rodeadas de miel. 

Si el frío es demasiado intenso 
llegan a morir de hambre 
dentro de la colmena 
por no deshacer la formación 
de defensa.



Zn-.    He tenido un sueño curioso.

Zt-.      Se llama trance.

Zn-.     Me enamoraba de una
            niñera y la amaba mal.

Zt-.      Zencerro, han venido
            seis reinas sin cassssa,
            a nuestro orgullo zanganero,
            no sabemos ni de qué hablar
            con ellas, parece que buscan
            a alguien. Pero tienen
            un alijo que necesitamos
            y nos lo cambiarán por
            esperma, quid pro quo,
            dosis por dosis.

            Necesitamos que se queden
            o moriremos de hambre,
            parirán obreras que 
            fabricarán miel,

            Zencerro, Zencerro,
            por fin, la esperanza.

Zn-.    Tanto tiempo hace que
            vivimos en este olvido
            que no recuerdo 
            ni mi nombre.

Zt-.     ¡Son ellas! Yeah!


Entran seis reinas 
departiendo animadamente.


Reinas-.  ¡Qué maravilla!
                                   ¡Distinto!
¡Pero con muchísimo gusto!
                     Es estilo, quizássss… 
   No carece de él, sin embargo.
                       No ha sido una idea 
           suicida llegar.
   ¡Qué cansancio!
¿Estáis considerando que nos quedemos aquí 
con tanto zángano?
¿Con lo molestos que son!
         Al contrario, hermana. Recuerda que han accedido 
a vendernos el esperma sin fregar el suelo.
          Cierto, ¡qué tranquilidad!
    Me habían hablado muy bien de esta colmena zanganera.
              ¡Olvidáis que busssscamos a nuestra hermana, 
no os instaléis aún!
             No nos hemos olvidado de nada. 
Pero esta gente nos necesita para criar, 
si no morirán de hambre, mira qué bien nos viene, 
no podrás evitar darte cuenta, jijji…
     ¡Habéis vuelto a drogaros! ¡La droga es para venderla!
                        Había que probarla…
Es buena, la droga…
                                   ¡Espectacular!
                                   Sobria siempre cortándonos el rollo.
A  ver quién va a estar pariendo todo el día sin volverse loca!
                          Es que es verdad!


El segundo zángano baila relajadamente con ellas  
una progresión de música electrónica, 
mientras la reina Sobria se acerca al zángano Zencerro.


Zn-.    Hola. 
            ¿Buscas a alguien? 

Sobria-. A nuestra hermana Sola,
            una reina! Su olor, que es el
            nuestro, nos ha llevado hasta
            aquí y me ha llevado hasta ti.


La reina Sobria lo olisquea agresivamente.


Zn-.    Todas las reinas sois 
           desagradablessss.
            Yo también sobrio? 
           ¡Hidromiel!

Sob-.  Me hueles a pariente lejano.

La reina Sobria lo tumba con una llave 
de defensa personal y le baja los pantalones, 
descubriendo una marca de laboratorio en su nalga.


Sob-.   ¡Primo! ¡Sois de laboratorio!

Zn-.      Ssssss, calla, delatora. 
            Si supieras
            que de milagro estamos aquí.
            No deben enterarse
            de que somos mansas.

Sob-.    Idiota, cobarde…
            ¿Cómo has llegado?

Zn-.     No lo sé, pero he soñado
            con un accidente, desbuées
            conuno brrrbarril metálico
            enterrado y una hermosssa
            niñera…

Sob-.  ¡Querrás decir reina!

Zn-.     Es que fue una pesssadilla
            y no me encuenetrrro bien,
            se fue con otra,
            me abandonó por una
            ladilla, una quimera, buaaa…
            pffff
            borde, borde, borde, mmmm. 

Sob-.   Nuestra hermana, ¡vive!
            ¿Qué fue de ella?

Zn-.    Me desperté.


La reina le arrebata la copa 
de hidromiel y le arroja 
el contenido a  la cara.


Sob-.   ¡Maldita sea!
            Ahora no podemos salir 
            a buscarla,
            las avispas acechan, 
            a duras penas
            las hemos despistado.

Zn-.    ¿Quieres decir que mi sueño
            es real?

Sob-.  ¿Acaso no sabes distinguir
            a una reina? ¿Cuántos dedos
            hay aquí?


Le dice, haciéndole una higa.


Zn-.     Sí, está claro que sois 
            hermanas…
            ¡Pues tu hermana 
            se ha llevado
            a mi niñera, qué lo sepassss,
            aduciendo no se qué de 
            agotamiento
            extremo por apareamiento,
            seguro que era mentira o
            a quién le importa, 
            malasssss…

Sob-.  ¡Oh, mi pobre hermana!
            Sola, Sola, Sola…  por fin!
       Dicesss que una niñera
       la cuida,
            menos mal.

Zn-.    ¿Entonces la niñera 
            también es real?
            ¡Y quizás aún me quiera! 
            ¡Y yo aquí,
            abandonado sin niñera!

            De fiesta en fiesta
            en esta colmena zanganera,
            una fiesta fría sin ella,
            con los recovecos del aire
            rezumando agria soledad,

            por eso me embriagaba
            sin freno, para mitigar
            el dolor de una ausencia
            que desconocía,
            yo no lo sabía,
            no recordaba nada y
       ahora lo entiendo,

       puede ser un sueño
            más real que toda una vida.

Sob-.  ¿Sabes donde están?
            Zencerro, primo, recuerda,
            Sola es débil, una reina
            injertada no duraría y
            estamos ya al final del
            verano, ¡habla!
           
            ¡Y esa niñera te necesita!
            Estará pensando en ti,
            esperándote, quizasssss,
            ¡Ve a buscarlassss!
            ¡Y no vuelvas sin ellassss!

Zn-.     Mmmm, allá voy, raudo
            como carne de cañón!

            Desafiaré todos los
            peligros para defender
            a mi familia, a mis primas
            hermanas, a mi sucia niñera.

Sob-.  Zencerro...

Zn-.    ¿Sí?

Sob-.  ¿Tú sabes que todas las
            abejas nacemos iguales
            y que la casta es cosa de
            la alimentación, 
            no de condición?

            Si te hubieran alimentado
            de otra manera quizás serías
            soldado, obrera…

Zn-.    ¿Es cierto eso?

Sob-.    Tendrías que haber atendido
            más en clase…
            Ah, ya me acuerdo de ti,
            eras uno de aquellos que
            se hacían pajas al fondo.

Zn-.     Ay, qué tiempos.

            He de pedir perdón a mi
            estrella, dejé en sueños
            la belleza de servirla, la
            convertí en pesadilla, la
            he menospreciado, me temo,
            me di por vencido, no me
            valoraba como soldado.

            Todas las abejas nacemos
            iguales y yo soy tan valiente
            como cualquiera... 
            ¡O no tengo yo
            aguijón? Yeah!

Sob-.   Valora, valora, vuela.
            Salva a nuestra hermana.

Zn-.     Y si ya no me quiere.

Sob-.   Con que se alegre de verte
            date con un canto 
            en los dientes,
            Zencerro, muy tonta tendría
            que ser esa bella para dejarse
            amar por un zángano 
            presumido.

            ¡Las abejas somos una especie
            orgullosa!

Zn-.    ¿No me perdonará, dicesssss?

Sob-.   Si te perdona, más tonta es.

            Busca a nuestra hermana.
            No me aburrasss
            con tus historias
            de hormonassss

Zn-.    ¡Es amor!

Sob-.  ¡Es esperma! Y no está
            caro, ni siquiera.

Zn-.     Pero ella no lo necesita,
            no lo entiendes,
            no es una reina avasallante,
            me quiere por mí mismo,
            le gusto simplemente,
            no quiere nada de mí…
            Y ahora me habrá olvidado.

            Tengo miedo.

Sob-.   Lo que haya de ser será,
            Zencerro. Si sobrevives a las
            avispas quizássss la 
            impresiones,
            sirve de algo, zángano, 
            vueeela…



Cerezo (4 nobles caballeros Sumi-e)
ACTO V.





En la colmena
del árbol, la niñera danza alrededor de la reina que, 
con aspecto cansado, se abanica distraídamente.


Niñera-.    Buaaa…

Reina Sola-.    No llores.

Nñ-.    Mírate, agotada.

Sol-.    Bien… y qué,
            había que morirse de algo.

Nñ-.    ¿Es justo?
            Tus hermanas te esperan
            en la fiesta infinita,
            los espías lo cuentan.

            Seis son, luminosas
            como reinas,
            entre las luces
            estroboscópicas
            de la mejor música
            electrónica, he oído
            que allí contratan a
            los mejores DJ.

            Con todos esos zánganos
            hermosos, que ni siquiera 
            molessstan
            ahora que trafican
            con esperma.

            ¿Y tus hermanas?
            ¿Crees que han dejado
            la salud
            en miles de partos? 
            Seis son a
            repartirse el trabajo.

            La colmena subsiste
            entre fiestones y relax,
            ¿y tú? Agotada.
            ¡Muriendo! ¿Qué hice 
            yo por ti?
            ¿Cómo hemos acabado en
            esta mazmorra?

Sol-.    Así es la disidencia 
           de la disidencia.
            La vuelta paradójica 
            a lo tradicional.

Nñ-.    Resiste, reina Sola, hasssta
            que vengan a buscarnos.

            Tu sucesora esta pronta 
            y lista,
            apenas lleva unos días en el
            cargo y ya manda 
            como una madre.


Suena una campana con un 
toquecillo nervioso e irritante.


Nñ-.    ¿Ves? ¡Voooooy!
            Sácame de aquí,
            ¿lo entiendessss?
            Los dos díassss que te quedan
            vas a empeñarlos en que
            termine yo por llegar a
            la colmena zanganera!


La niñera sale de escena 
apresuradamente.


Sol-.    Tú lo que quieres es 
            mandanga buena,
           ¿por qué nadie 
            piensa en mí?


La reina Sola se levanta, 
penosamente
y se coloca en el centro 
de la estancia, 
irguiéndose entonces.


Sol-.   ¿Por qué nadie piensa en mí!


Inicia un baile espasmódico 
con las manos en alto, 
tras el cual se derrumba.


Sol-.   ¿Por qué
            nadie
            piensa
            en mí?


Aparece de nuevo la niñera. 
Lleva en las manos un frasco 
lleno de un líquido luminoso. 

Se dirige a la reina Sola con nerviosismo.


Nñ-.    Toma, tómatelo todo.
            Son las reservas de jalea real.
            Con esto tendrás fuerzas 
            suficientes para huir 
            del rigor de esta labor
            que está acabando 
            con tu cuerpo.

Sol-.   Gracias…

Nñ-.    No, tus gracias las conservas,
            en la vida de la muerte aún
            tienes ese precioso color
            en la cara.

Sol-.   Exageras, sólo necesito 
           descansar.

Nñ-.    ¡No! ¡Idiota!

            No eres más que
            una reina injertada
            y ha llegado ya el final
            del verano.

            No sobrevivirás y las
            soldadas de tu
            sucesora planean 
            tu muerte entre
            bisbiseos y murmurios 
            tradicionalistasssss.

Sol-.    Hacen bien, no estoy
            para más bailes,
            querida, una nueva reina
            es lo que necesitan.

            Las cosas no pasan solas.
            Nadie piensa en vano.
            Es la consecuencia lógica.

            Solo es loco el amor y
            yo amo mi libertad
            mucho más de lo que
            debería, me temo.

            Aún así  lo he hecho bien,
            ¿verdad?


La reina se desploma. 
La niñera se abalanza 
y le hace beber del frasco 
mientras empiezan a escucharse 
sonidos de muchedumbre 
que se acerca.


Nñ-.    Bebe, maldita sea.
            Las avispas nos esperan
            fuera y las tropas están listas
            también para darnos caza.

Sol-.   ¿Estás pensando en mí?

Nñ-.    Siempre, niña.


La reina le da a beber 
del brebaje también a ella. 
Ambas presentan un color 
luminiscente 
y parecen revitalizadas.


Soldados-.    Abrid!

Sol-.   ¡Porque nadie piensa en mí!

Nñ-.    ¡Y cuantos colorines, hala!

Sol-.    No estás acostumbrada,
            pero nos hará falta 
            para sobrevivir
            a las avispas, hay que ser 
            ágil para huir
            pero más habrá que ser 
            optimista.
            ¡Ágil y demente!

Nñ-.    Mmmm, ¿cuánto másssss
            hay que tomar de essssto?

Sol-.   Hasta que no podamos evitar
           irnosssss, hasta que la 
           cordura
           diga basta y olvide 
           los delitos de casta.

Nñ-.    Ya.  Yo ya. Vamopnoss
            Esto está lleno de cortarrollos.

Sol-.   ¿Verrdadd? Vámonosss…
            Hum… me caes muy bien,
            nunca te lo dicho.

Nñ-.    Oooooh!


 Mientras se abrazan torpemente 
aparece una abeja soldado 
leyendo un bando que anuncia 
la ejecución de la reina Sola.
  

Soldado-.     Por la presente se recurre la decisión importante de 
asunción al trono en digamos de latente reina por la deposición y adecuación legislativa de la 
transición genética proactiva y 
solidaria, sin más:

            “No apta”

Sol-.    Essso me ha dolido.

            Sin un enjambre
            que nos proteja
            ¿cómo podremos huir!

Zencerro-.    Aparece 
                 sorpresivamente.
            ¡Por el miedo al hambre!


La niñera lanza una arenga 
para distraer a las soldadas, 
haciéndose portavoz 
del linchamiento, para horror 
de la reina Sola, a la que le
resulta insoportable el discurso. 


Nñ-.    ¡Por el miedo al hambre,
            la muerte y la enfermedad!

            Por el dolor que
       los seres humanos nos han
            infligido con sus penosas 
            costumbres,
            a nosotras, las abejas,
            cuarenta millones de años
            avalan nuestro sistema
            de castas.

       Nacidas iguales,
            siempre en compañía,
            ocupando los huecos que
            nuestra naturaleza salvaje
            encuentra vacíos
            para rellenarlos de la
            más dulce vida.

            A nosotras, que hemos
            dominado el mundo y
            nos encargamos encantadas
            de mantener toda flor
            polinizada, a nosotras,
            que exigimos tranquilidad,
            lealtad y justicia, nos
            han querido estafar la
            naturaleza del campo,
            nos han encerrado en
            jaulas a pleno sol, nos han
            escamoteado el ecosistema,

            pero lucharemos las salvajes
            por mantener las razas 
            puras y jamás seremos 
            dominadas por
            reinas injertadas, mansas 
            y mestizas
            de linaje artificial!


Los soldados introducen en 
escena a la joven reina salvaje 
que sustituirá a la reina 
injertada. 

La niñera le hace gestos a 
la reina Sola para que finja 
estar muerta y al zángano 
para que se la lleve mientras 
continúa arengando 
al pelotón de abejas soldado.


            La nueva reina de la colmena
            está por fin lista para
            garantizar la supervivencia
            de nuestra especie en las
            mejores condiciones!

            Muera la impostada.
            La reina ha muerto!
            Viva la reina!

Soldados-.    Viva.

Nñ-.    ¡Esasss manossss!

Zn-.  Pero, cari!

Soldados-. ¡Esta no es una colmena de usar y tirar!

¡Que se vaya, pero sobretodo, insultadla!
                        ¡Reina de la basura!
                                   ¡Decadencia de la raza!
¡Abominación!
                        La reina ha muerto, viva la reina!
¡Era fea!


La reina Sola se zafa de los 
brazos del zángano, 
escandalizada por la crueldad 
de la desagradecida colonia 
a la que ella ha servido 
hasta la extenuación. 

Se bebe el resto del brebaje 
y su figura se ilumina 
amenazadoramente.


Sol-.   ¡Sabréis lo que vale una reina!


La reina injertada se alza y, 
elegantemente, camina 
hacia la joven sucesora. 
Se hace el silencio. 

Con gran ceremonia efectúa 
una reverencia y le da a la joven 
dos besos en la mejilla 
y uno en la frente. 
Después se acerca a los cabecillas
del pelotón y les estrecha la mano
 de modo formal y envarado. 

Majestuosamente se retira 
con su séquito tras ella, 
la niñera y el zángano.

Antes de abandonar la escena 
se vuelve y exclama su despedida.


Sol-.   ¡Coño en Dios!


La niñera vuelve la cabeza 
y ve a la nueva reina desubicada, 
se encoge de hombros, 
ve como se alejan Sola y 
Zencerro, 
toma su decisión mientras 
observa a tres o cuatro zánganos 
revolcándose a los pies 
de la joven confusa. 

Zencerro intenta retenerla 
a su lado. 
Ella actúa con crueldad.

Nñ-.   No tienes nada que     
          reprocharme si no me vales, 
          tú habrías hecho lo mismo.

          Simplemente no te quiero. 
          Gracias por ser tú mismo 
          y lo siento, 
          por lo menos lo, intenté, 
          es lo que hay... 

          Me merezco algo mejor.


Se aleja con paso elegante 
y digno, teatral incluso. 
Extiende su mano hacia 
una alta escalera, 
al fondo de la escena, 
por la que sube, tambaleándose,
la joven reina, cuya larga falda 
recubre por completo. 

Al levantársela toda la colonia 
comienza a pasar por debajo, 
excepto los zánganos 
que pelean por ascender 
y se enredan en la tela.


2ª Reina joven-.   Quiero amar,
            mi boca es la roca vehemente,
            me llaman la maroma, 
            la cuerda,
            la soga, la loca, quiero amar,
            la vida se revela, 
            sobrepoblación,
            emigración, enjambre, 

            la pena vuela, 
            la realidad explota
            en las alas abiertas y 
            en las camas rotas, 

            quién nos va a salvar
            de la zona demente,
            no miro hacia atrás, 
            no me canso de la gente, 
            solo tengo
            para apretar el brazo listo
            que nunca dice que lo siente,

            me huele todo a oscuridad,
            abajo nunca miente, hay
            algo inteligente en no poder
            evitar, ya vendrá lo disidente
            cuando aprenda a descansar,

            quiero amar, dar, la noche
            alcanzar, quiero amar, dar,
            tengo para prestar, quiero
            amar, dar, ando poco sigilosa,

            soy la reina, no me paro en
            consideraciones, 
            ni en excusas,

            quiero amar, dar, 
            me lo pides
            sin freno, amar y dar, 
            la máquina
            de lo bueno, algo tiene que
            pasar y el calor come la cosa,

            soy la reina y no me paras,
            en consideraciones sucias
            de envidias y guerras 
            amistosas,

            somos insectos y somos
            la tradición y la casta de las
            primaveras del mundo.

            ¡Quiero amar y 
            sobreviviremossss!


La niñera lanza una arenga 
haciéndose portavoz

del linchamiento, para horror de 
la reina Sola, que escapa
con Zencerro a la colmena 
zanganera.






Biocide
ACTO VI.





Al final del invierno, 
en el pequeño nido 
primario 
de avispa velutina, 
construido por ella misma,
la reina alimenta a las pocas larvas que la ayudarán 
a construir el gran nido secundario, 
con el alimento que les ha conseguido ese día: 
tripas de pescado. 


Larva reaccionaria-.       
                                            Inclinándose ante su madre, la reina.
            Amada madre,
            esta casa es pequeña
            y bajo cobertizo.

Reina Supra-.
           Lo sé, decidida.

Lr.-     Lo sabe usted todo.

R Sp.-  Ahora que viste los secretos 
            de mi alma,
            dime que te parece 
            una sola ensoñación
            como algo que sí recordarías.

Larva contestataria-.
            ¡Que vivimos en un galpón?
            ¿Qué nos esperan los árboles
            del río, la más alta madera?

R Sp-. Buenos días, compañera.

Lr-.     Trabaja usted y me da envidia.
            Esos escritorios que visita,
            esas cristaleras hermosas,
            esas personas que
            desprenden comida.

R Sp-. Basura, basura es.

Lr-.     ¡Cómo nos cuida!                       

Lr-.     Su hija la venera.                      
                  Se inclina ante su madre.
           
R Sp-.  Sí. Ha llegado el momento
            de parir más.
            ¿Nena?                          
                              Dirigiéndose a la 
                larva contestataria.

Lc-.     ¡Eeeeh?
            Déjame en paz.
            Te odio y quién eres…

R Sp-. ¡Soy tu madre!

Lr-.      Mamá, creo que tengo
            un problema profundo
       de figura paterna.

R Sp-. A quién me recuerdas…                            Lanzándoles la comida.                    
                                                                
           
Lc-.     ¡A la basura todo lo
            que se supone
            que no huele mal,
            pero apesta!

R Sp-. ¿Vaya, eso es                         
            lo que tienesss que
            decir de la comida
            que te trae tu madre?
            ¡Qué vives a mesa
            puesta, la señorita!

Condescendiente y divertida.

Lc-.     ¿Dónde están esos
            trozos de abeja
            que me prometiste?
            ¡Tú me pariste!

            Esos tórax de
            abeja goteante
            de miel, la sabrosura,
            sin la cabeza,
            que me da asco.

R Sp-. Hoy comeremos
      basura.

Lc-.     Me molesta.

R Sp-. Cariño, tu tierna
            forma de larva
            es lo único que te
            libra de mi finura
            y mi porte dándote
            un tortazo.

Lc-.     Malvada madrastra.
            No soy tu hija,
            está claro.

            ¡Debo de ser adoptada!

R Sp-. ¡Está bien! Comeré
            yo de la basura,
            mientras crezcáis
            no os faltará
            abeja fresca,

            pero no creáis
            que por aquí se
            encuentra carne
            de calidad.

            Solo hay abeja Spinola,
            de esa que no sabe a nada,
            pero al menos es mansa
            y ni siquiera sobra.

            Somos tantas avispas
            que ya somos plaga
            y la comida escasea,
            es nuestra única
            oportunidad de sobrevivir
            comer de lo que deja
            la marea y yo prefiero
            fruta, la verdad, néctar.

Resto de larvas-.
            ¡Queremos filete!
            ¡Queremos filete!

R Sp-. Pues no lo sé
            si nuestra especie
            no debería olvidar
            esa tonta manía
            de comer abejassss,
            cuando basura hay
            de sobra y aquí al lado.

            Poco os va a durar
            evolutivamente
            vuestro delicado paladar.

            ¡Mirad hacia el futuro
            y gobernemos el presente!
            Además, ya no quedan
            colmenas salvajes
            y esas abejas de laboratorio
            y de ganadería que
            invaden el cielo
            están enfermas y
            llenas de antibiótico.

            Cuestan mucho
            para lo que valen.

            No sé si no va
            a ser mejor
            cambiar de dieta…

Lr -.     Madre, sabe que hay
            una colmena salvaje
            por aquí, puedo olerla.

Lc-.     ¡No haces los esfuerzos
            suficientes por tus hijas!
           
R Sp-. ¡A ver, qué las abejas pican!

Lr-.     ¡No quieres ir
            porque está papá!

R Sp-.¿Quién... (Pensativa) 

Resto de larvas.-
            ¡Queremos filete!
            ¡Queremos filete!

R Sp.- Evolutivamente
            os vais a ir a la mierda,
            lo sabéis
            qué lo sepáis…

            Como vuestro papá…

              (Flashback del     
                     apareamiento)



                       

El apareamiento de la avispa 
asiática, a finales de otoño, 
contrasta con lo elaborado
de las danzas de cortejo de las abejas.

El zángano derriba a la reina 

en vuelo, a pesar de su resistencia 
(de hecho, hay veces que 
consigue escapar) 
la fertilización es su única
posibilidad de continuar 
con el ciclo vital.

Después del apareamiento 

la avispa pasa el invierno
oculta en huecos del terreno, 
muros, etc. 



Zángano de avispa asiática Zopenco-.
                (Inspirado, 
                          inmoviliza
a la reina en el suelo y 
le explica)

            Acuérdate de que
            si es amor verdadero,
            no es violencia,
            que ningún mal
            puede venir de mí para ti,
           
            que mis ojos se encienden,
            se divierten con los tuyos,
            que todo lo que hago,
            maravilla.

            Disfrutas de que nunca
            volveremos a vernos,
            es un rictus cruel en
            la comisura de tus ojos,
            ni pestañeas, tu olvido
            vencerá y
            no recordarás
            la entrega de los míos.

Zánganos.- ¡La entrega de los míos!  

   (Coro de voces bravas)
          

Zp.-    Soy tu zángano completo,
            fuerte, recio, vibrante,
            irresistible, soy tu
            zángano, podrías huir,
            que pobreza entonces…

            Sabes que no regresaré
            y eso te colma,
            que nunca repetiré
            esta desgracia
            que buscamos
            y nos destruiría
            día a día.

            Así nos amamos,
            en el ahora y el alma,
            en el todo y completamente.

            Sabes que no regresaré
            y eso libera de 
            consideraciones
            tu placer.

            En el oro y en el alma,
            pero completamente,
            como nadie seré tuyo
            y has sido mía, quédate.


R Sp-.   ¿A qué viene                                           este discurso
            lamentable y
            sentimental?

Molesta e indignada.  

            ¡Préñame y
            lárgate!

            ¿A que me escapo?
            Pesados…

            La soledad
            duele cuando
            te sientes culpable,
            pero se convierte
            en refugio confortable
            y se agradece
            si a todo alrededor
            vigila la escoria.

            ¡Ahora muere, rata!

Zp-.    Avispa.                                         
                     Irritado, comienza 
            a masturbarse. 
           
R Sp-. Rata.       
                      Curiosa y despectiva.

Zp-.    ¡Avispa!       

        Visiblemente irritado, 
prosigue con la masturbación.
           
       Lo sé que a tu voz
            nunca tendré nombre,
            ni entidad suficiente.

            Lo sé que en tu casa
            de miles de huecos
            de toda la gente
            no hay un solo
            lugar para mí.

            Sé, lo sé,
            que solo me espera
            la muerte y
            estoy a tu servicio
            y aún he de ganármelo
            con esfuerzo…

            Pero mira tus ojos,
            están vivos
            y yo he oído hablar
            de una colmena zanganera
            y me cago en tu
            puta madre.

            Ahí tienes lo que querías
            y la verdad me da asco
            toda esta porquería.
            ¡No sé ni por qué lo hago!

R Sp-.  Tú, cúbreme de gloria     
             y vete a la mierda.

                       (Aburrida)

Zp.-     Qué te den.


Da una última sacudida, 
le tiende una bolsita 
de líquido espermático 
y se aleja volando. 

La reina comprueba la bolsa 
con mirada calculadora.

R Sp-. ¡Zopenco, vuelve!            
            ¡Quédate aunque sea un rato,
            si ves que te tienes que ir...

            ¡Yo a lo mío, 
            que tengo que dormir.



Se escucha música de fiesta 
en la colmena zanganera. 
El zángano de avispa velutina 
llama a la puerta con actitud 
altiva, sabiendo que puede ser 
atacado o rechazado como 
enemigo. 

Comprensivo el zángano de abeja,
 Zencerro, lo deja entrar.


Zopenco -.   Mi  manto es negro
            y está recogido.
            ¿Hay arraigo?

Zencerro-.    Ni falta que hace,
            entra.


Zp.-  ¡Contra el matriarcado!





ACTO VII.

 
Se escucha a lo lejos un himno de guerra,
son las huestes de Vespa mandarinia,
la terrible y gigantesca especie depredadora
de la avispa Vespa velutina.
 
Las voces se acercan.

Coro-.
                   
 
    Imagina a favor
    la más sinuosa,
    suntuosa, hermosa y
    enfashionada batalla.

Voz cantante-.

    Como si los cineastas
    measen rosas y
    el alba, al alba tuviesen
    encendidos los radiadores
    de toda la noche con las
    ventanas abiertas.

    Diseña un campo
    losa de batalla y
    examina tu claqué,
    ahora que los poetas
    deslizan su toque
    por una pantalla
    porque les da vergüenza.
 
Coro-.
 
    En masa vaya, vaya.
    En masa, pequeñas
    gigantes donde las haya.
    En masa a la batalla, pequeñas gigantes.

Voz cantante-.

    Dobla la esquina,
    sin mirando antes,
    toca la vocina,
    elegante, pero desafina,
    hace lo suyo,
    rapea, sino orgullo,
    pasa del capullo,
    hay una cosa que te
    voy a contar.

    Mira mi prima primorosa,
    que se peina con la raya,
    esas raíces hermosas
    y no tira la toalla,

    Se ha puesto 7 chichos pa un lao
    y tiene tanto que
    tanto que tal toque,
    apaga el cigarrillo en el
    en el café y que
    la foto se vaya.
 
    Recoge de la calle la
    plástica y haz un beso,
    la rosa tiene tal prisa,
    que es eso que es eso
    de resina, pegajoso
    y flamenco en la cocina,
    está soso en casa de la reina,
    de frambueso y mala,
    como la quina,
    pequeñas gigantes,
    pero velutinas,

     
    pero abejas, niña, camina,
    pero todo nuestro
    hasta donde abarca la vista.
    mandarina,
    mandarinia pa las vecinas.

                                               TELÓN.


                                        

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