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escenografía surrealista: LA MISA EN ESCENA.


1. UNA  ESCENOGRAFÍA MÁS AMABLE.


  A. Definiciones intuitivas.

I. Teatro, circo y poesía.
II. La distribución natural del público.
III. Dirección de escena y subconsciente colectivo.
IV. El teatro patriarcal.
V. Gineceo mixto.
VI. En estricto gineceo.
VII. Teatro ambiente.
VIII. Teatro infantil: La rosa de foc.
IX. La química de la catarsis.
X. El mito en el vestuario.
XI.  Transversales a la obra.
XII. La respetable opción del cabaret.
XIII. Obra de acción simultánea.


  B. Una escenografía más humana.

  C. Aclaraciones sociológicas sobre el ser humano.


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A. Definiciones poéticas.

I. Teatro, circo y poesía.
II. La distribución natural del público.
III. Dirección de escena y subconsciente colectivo.
IV. El teatro patriarcal.
V. Gineceo mixto.
VI. En estricto gineceo.
VII. Teatro ambiente.
VIII. Teatro infantil: La rosa del foc.
IX. Química de la performance.
X. El mito en el vestuario.
XI.  Transversales a la obra.
XII. La respetable opción del cabaret.
XIII. Obra de acción simultánea.


I. Teatro circo y poesía.

El teatro escenifica
conflictos, que el circo resuelve,
que la poesía olvida.

Hay en ellos mil soluciones,
una única verdad común,
por todos aceptada que
tranquiliza a la manada.

En el tiempo hay un momento
donde cualquier duda cabe.
En ese circo de las posibilidades
está todo dicho, de una manera
lejana y difícil, en un idioma
propio y entrenado que al espectador
le resulta imposible dominar.

En sí la poesía no dice nada,
le da permiso a la situación
para resolverse sola, sin guión,
inspirada en los elementos
presentes.

En el auténtico circo la fuerza
es sobrehumana, la ocasión
irrepetible. El teatro nos acerca,
arañamos otras posibilidades,
existe el tropiezo por definición,
el tropiezo no es un fracaso.

El público no distinguiría una
catarsis personal del actor del
guión en una obra no circense.

La poesía ayudará al público
a ocupar sus posiciones en la
oscuridad, hacia la muerte del
circo.

Lentamente se convierten
en actores principales, se apoderan
de la escena.

Para que el entrenamiento
circense no convierta en domador
al domador será en forma
aleatoria que el espectador se
acerque a un grupo de opinión
o a otro, que defienda una postura
o la contraria.

La poesía conseguirá a comunión
entre la belleza, la razón y el entendimiento,
el teatro dará la oportunidad,
la ocasión, y el circo será la llamada, la disciplina
del espectador, lo que le hará acudir y la forma física
del espectáculo.



II. La distribución natural del público.

Se distinguen en la audiencia tres tipos bien diferenciados,
la interesada, la introvertida y la experimentadora.

La audiencia interesada, por los motivos que sean,
se localizaría en las primeras filas de público.
Bien atenta a la representación, se muestra participativa
y respetuosa con el concepto de la obra.

La audiencia introvertida se sitúa en la zona media del público.
Su expresividad es ausente. Con frecuencia come, duerme o realiza
actividades concentradas, como el dibujo o la fotografía,
que necesitan de la representación teatral para completarse.
Sería necesario que dispusiesen de mesas y/o divanes para
realizar las susodichas actividades complementarias.

La zona más alejada a la representación sería la reservada a la
audiencia experimentadora. Por lo general sus actividades no resultan
ser del tipo individualista concentrado,
en las que predomina el componente social.
Su despliegue físico interrumpiría el ritmo
de la interpretación, por ello es recomendable
que se sitúen alejada de esta.
El rango de sus actividades se relacionaría con
el espectaculo en curso o no; esto convierte
la escena teatral en estética pura,
que circunda la actividad
humana como la piel
protege un cuerpo, el envoltorio
al caramelo. Permite al teatro modificar
las relaciones entre grupos humanos
de manera estética y abstracta.

Estos tres tipos de audiencia
estan interconectados y sus
elementos pueden adoptar
varias posiciones en una
misma representación.

La dinámica natural
de estos grupos
está aún por estudiar.



III. Dirección de escena y subconsciente colectivo.

Imaginemos una reunión. Los
instrumentos brillan al fondo, abandonados
a la paz del silencio. Por orden caótico
los músicos surgen y ocupan las
posiciones que abandonarán, nuevos
músicos van apareciendo.

Su actuación es obligadamente improvi
sada, no hay compromiso formal con el
público. La atención de este
es casual. La música eleva y disminuye
su ritmo acompasándolo con el
de la reunión hasta el punto simbiótico
de dirigirlo, llega a dominarla, decaerá
luego.

¿Podría la teatralidad jugar en este esquema?
La danza sí puede. ¿Donde está el teatro, entonces?
Está en cada conversación, cada uno de los reunidos
representa un personaje.

Si de entrada se repartiesen
máscaras o disfraces esto aparecería
aún más evidenciado. La dinámica de la escena
solo se vería ligeramente modificada por el vestuario.
La firma el director de escena que todos llevamos dentro,
el subconsciente colectivo.

Ahí está el teatro, subyugado bajo
la dirección, oculto.



IV. El teatro patriarcal.

Una confrontación humana es un acto estético.

Existe un vestuario, que define inmediatamente
los posicionamientos intelectuales;
existen condicionantes a priori
que podrán ser desentrañados
por la buena estructura de la trama;
existe una escenografía
que condicionará el tono
de la confrontación, en la que destaca,
sobretodo, el público.

El público estatuario de los espectáculos patriarcales
garantiza
la abstracción, lo inofensivo
de la confrontación. Aunque las escena
abordase los límites de la experiencia,
física e intelectual, del actor, el público
respondería a sus catarsis
con un mutismo, una dedicación y una pose
en busca del elogio.

Es esta pose la garante que
permitirá a la escena representada
alcanzar los últimos
postulados. Solo un público impasible
permitiría la representación de modelos
realmente trágicos.

Niños y animales no soportarían
la resolución teatral de conflictos
graves. La hostelería es el antiteatro
donde el público está detrás de
una barra y su impasibilidad
lo protege de la obra. Las figuras
del sacerdote o el profesor responden
a la del modelo de actor patriarcal.

Esta verdad subyacente
puede ser reforzada por el
actor, regañando, si lo ve necesario,
a los elementos subversivos
de la audiencia.
Si es necesario
se utilizan humillación y el escarnio
para fijar la atención del público patriarcal,
al que su posición
subyugada, fisica y mentalmente,
le obliga por los mecanismos
de acción-reaccion a repeler
el ataque con indiferencia,
o a sucumbir al condicionamiento.

Será el mismo público el que
reprima a sus elementos subversores.
La verguenza ajena, empatía natural,
de ver a uno de los suyos ser reprendido
por el bando contrario y la
imposibilidad del elemento humano
sometido
para enfrentarse al opresor
en defensa de su compañero le
animará a controlarlo.

Cuanto más libre sea el
público, menos dramático
podrá ser el teatro, más cotidiano.



V. Gineceo mixto.

El gineceo mixto es un espectáculo femenino, concebido
para un público femenino en el cual los hombres también están
invitados. Aunque concebido para mujeres por actrices,
se admite la activa intromisión del público másculino.

El público no lo es. El público no es exclusivamente femenino.
Habrá que vencer en la organización del evento, siempre,
el rechazo a las propuestas sectarias.
Quizá personas, no gente, no público,
en realidad, asistentes.

El concepto femenino del espectáculo
conviene a la reflexión sobre esta parte de la naturaleza
en todo lo que rodea a la actuación. Las asistentes se
sienten muy mujeres, los asistentes experimentan su
femineidad. En esta reflexión interior se alcanza un
objetivo importante del espectáculo gineceico.

Aparece con facilidad el músico espontáneo
que todo espectáculo agradece. La audiencia colabora.
Hay quien conecta más y de más.
El espectáculo avanza como una ola,
hay viento, hay costa y hay mar.


El clima es distendido, aunque se aprecia cierta hostilidad
y superioridad femenina. Hostilidad, no obstante, que se supera
con las armas del artista: la necesidad de llevar adelante la actuación y
la necesidad de la existencia de una audiencia.



VI. En estricto gineceo.

Un espectáculo teatral en estricto gineceo
esta concebido por mujeres y para mujeres
en su ejecución y muestra.

Las actrices desarrollan una acción femenina
que suele trascender de la escenografía patriarcal.
La colaboración de la audiencia se establece
de modo initerrumpido y
los límites espacio-tiempo se diluyen.

Al ser muy probable que surjan sucesivas intervenciones,
será necesario que la escenografía sea sensible a ello
y que no existan condicionamientos externos:
horarios, injerencias exteriores, barreras físicas, etc.
para que el espectáculo,
convertido de modo natural en "happening"
se desarrolle por completo.

El clima suele carecer de hostilidad natural,
al no haber un concepto aislacionista sino universalista,
la no presencia de hombres evita cualquier tipo de
precaución social en las integrantes.

El entorno físico requiere de aislamiento
para proteger la espontaneidad.
Cualquier intervención exterior modificaría
el ambiente íntimo de la velada
y lo convertiría en un gineceo mixto.

Aparecería la precaución, totalmente contraria
al concepto de este espectáculo.



VII. Teatro ambiente.

Se trata este del tipo de espectáculo que aparece
por definición en espacios multidisciplinares.
Con todas sus variables en funcionamiento libre,
teatro siendo y estando.

Por su consecución de objetivos estéticos puros
(meramente decorativos), se acercaría a su definición
a la fotografía.

En relación a la dinámica y al ritmo
se compararía con un ensayo,
empezando, acabando, repitiendo, interrumpiéndose...

En su comportamiento para con el público
se asemejaría al teatro de calle:
hay quien atiende, quien no.

Solamente en espacios multidisciplinares
cobra sentido este tipo de espectáculo,
dado que se pueden lograr
cotas de intensidad extremas,
en máximos y mínimos, puntos de inflexión, etc.
a partir de los instrumentos clásicos de la escena:
escenografía, público, representación.


VIII. Teatro infantil: La rosa de foc.

Asistiendo al taller de teatro infantil del ateneo libertario La rosa del foc,
en el barcelonés barrio de Gràcia,
extrapolo conclusiones
aplicables al teatro para adultos.

El taller distinguía tres fases:
concreción del cuento a escenificar en asamblea no dirigida,
elaboración de vestuario por parte de los mismos personajes,
escenificación. Así se montó en un par de horas la simpar
historia de los tres cabritillos y los cuatro lobos que huyeron
en submarino.

La vivencia del actor puede comenzar en la elección
del personaje, en la elaboración de esa escenografía interna
que es el vestuario, culmina con la libertad de colaborar
activamente en la trama, en el destino de su propio personaje.

Si el autor puede inmortalizar el idioma en límpidas
e impresas frases, el actor puede hacer latir el corazón
de un personaje mas allá de regañar al público
por comer palomitas o corear las obras
que insignes escritoras tuvieron que publicar,
por encargo, para sobrevivir en el cinismo
que rodea las élites culturales.


IX. Química de la catarsis.

La catarsis exige núcleos que luego cristalizarán con el calor,
estos núcleos son la parte actoral.
Elevarán la coherencia de la obra colisionando,
entre sí, posicionados exactamente
con su tiempo y su espacio.

Conviene cargarlos de energía al máximo,
para que puedan interactuar,
o no podrían cristalizar .

Hay sustancias que consiguen
elevar los estados de energía inicial de los núcleos
lo suficiente para que se produzca una reacción,
catalizadores,
el más tradicional, el dinero.
Estas sustancias permiten que las escenas puedan ensayarse.
Objetivo, amalgama. Objetivo, fluidez.

La cristalización, catarsis, performance,
pureza inconmovible hasta la rotura,
es contraria al ensayo,
pues los núcleos están demasiado cargados
y el rayo unívoco de la realidad
cae siempre en el presente.


X. El mito en el vestuario.

Un minotauro entra en el camerino,
de su boca cuelga el hilo de Ariadna.

El mito es una opción estética
que personaliza no sólo ideología,
sino estados interiores y fase de la acción,

un hilo de Ariadna que situaría al personaje
inmediatamente,
clasificado en todas sus clasificaciones, clasificadoras,
de un sólo golpe de vista.

No le haría falta explicarse,
ya se ve, quien es, adonde va,
no en la vida, sino en la escena,
donde el tiempo para explicarse
no existe.


XI. Transversales a la obra.

La decoración toma vida,
las mesas usan sus patas (y las sillas),
todo lo que tiene patas corre
a buscar su sitio,

los personajes secundarios profundizan
en sus naturalezas ocultas a la trama principal,
se desdoblan, alcanzan otros escenarios,
toman el escenario,
se toman en serio,

el acomodador habla con el público,
deseoso de un narrador omnisciente
que les aclare el argumento,
quizás es un obsequioso mayordomo,
quizás es una anfitriona obsequiosa,
quizás es una profesora redundante,
puede ser un bufón metomentodo,
y gracioso,

las luces iluminan de manera espectacular
un sector del publico elegido al azar,
quien se sentará en el trono luminoso?
solamente las grandes estrellas
soportan tal luz,

las bambalinas atraen al publico
con voces inapelables
donde serán apareceran,
también,
por curiosidad.

Las transversales hablan tras la función,
están en boca de todos,
como retratos de época de antepasados
que nos miran desde su autoridad
benevolentes,
las transversales convierten en
realidad el sueño del teatro.


XII. La respetable opción del cabaret.

Actores chamán, actrices santeras,
su vivencia dramáticia
en contacto contínuo con
lo abstracto, abstraídos,
tan lejos de la persona del público
como de su propia personalidad
contrastan
con la actuación
cabaretera
de interacción
con lo actúal,
permanentemente
conectada con la audiencia,
al margen de la experimentación.

El respeto y su definición
evitan la sorpresa, el
cabaret no entra en vicisitudes,
el publico cómodo en su
butaca jamás es molestado,
el arte del entretenimiento y la
sutilidad ha comenzado,
connivencia escénica,
maravilla de la convivencia.


XIII. Escenografía de acción simultánea.

Cuanto se pueda decir
se dirá en cuantos escenarios
sea posible,

¿será cada mundo nuevo
diferente?

Puede que un
mismo camino lime
de un mismo modo
las ruedas,

 mundo real.


B. Una escenografía más humana.

Las piezas teatrales que se exponen en este libro no deben ser instrumentos de represión, pues no están diseñadas como tal. Se trata de textos libertarios en su contenido que deben serlo también en su forma. La vivencia del actor debe ser igual de placentera y edificante que la del público, pues lo ha sido la de la autora al crear las obras. Pueden estas ser escenificadas de modo convencional, pero habiendo sido pensadas en un contexto libertario, lo justo sería permitirles alcanzar su pleno significado.

La escenografía es el contexto de una obra teatral, como el fondo de un dibujo delimita el objeto y lo posiciona en el espacio. Las definiciones intuitivas ayudarán a la comprensión de las bases de una escenografía más libre, desde un punto de vista abstracto.

Para analizar como el teatro evoluciona partiremos de una descripción lo más exacta posible. La teoría social que precede en el razonamiento a estas conclusiones sobre una escenografía donde el espectador alcanza sus objetivos físicos y psíquicos se desentrañará en el apartado C “Aclaraciones sociológicas sobre el ser humano”.

Hay que señalar que la autoría de esta reflexión es de una mujer y eso le proporcionará un punto de vista femenino. Sin embargo la conexión femenina que actúará de guía en este tema refiere tanto a hombres como a mujeres Por ejemplo, si se propone un símil del trance del parto para explicar la entrada del espectador en la sala debe quedar claro que el nacimiento es un hecho que concierne a ambos sexos. Son pocas, en realidad, las circunstancias exclusivamente referidas a la mujer, como teatro en gineceo o similares.

Empecemos entonces la descripción física del espectáculo, pues si algo define el teatro es la protección de las dinámicas animales del ser humano. Confortabilidad, sexualidad, libertad, son parámetros que los entornos escénicos barajan comodamente.

Se propone el símil de la oscuridad inicial e iniciática para describir la conversión de la persona en público.Los espectadores llegan en estado individual e interiorizados si son obligados a acceder a la sala de uno en uno. Un pasillo de cuerda, estrecho y oscuro puede servir a este efecto. Llegan al interior de la sala en estado fetal, igual que un recién nacido, totalmente desarrollados en sus capacidades excepto las que refieren a la sociabilidad, de la que tienen una mera noción, quizás lo que leyeron en la publicidad o los mensajes que captaran a la hora de elegir el espectáculo. Llegan ajenos a la realidad colectiva que se les cierne en torno, la representación teatral que van a ver.

Su entrada es individual, tienen un justificante propio, el mítico resguardo que poder coleccionar y que les representa en abstracto. El pasaje angosto y oscuro mitiga la potencia de roles prefijados para colocarlos en la posición individualista y ególatra de lo que nace.

Con esfuerzo y no sin cierta angustia, buscarán la nueva atmosfera trascendiendo de la psique reconcentrada. El esfuerzo físico les ayudará en la limpieza, para renacer de sus cimientos. Se habrán reencarnado ya multitud de veces y esta será, solamente, otra oportunidad para que la construcción sea realmente la correcta. Son perfectos en su inocencia, pese a que el bagaje mental del colectivo sea amplio, diverso y sean muy diferentes unos de otros. Son perfectos por ser individuos. Cuando lleguen a la sala de la representación, tras su paso por el trance del nacimiento, se convertirán en seres sociales, activos o pasivos, pero sociales.

A su llegada deberían encontrar a primera vista un entorno acogedor en su forma y concepto, sin obstáculos, fácil de asimilar, lo que denominaríamos fracción física y que responde a los términos y condicionantes a los que cada masa de público responde. Información digerible y prevista que dará paso a comportamientos previsibles. Esta fracción puede caracterizarse por unos asientos libres frente a un escenario vacío tanto como a un amplio círculo de cojines encima de una alfombra.

Los asientos en modo alguno deben de ser iguales. Pueden aparecer desde agrupaciones de sillas idénticas, hasta sillones, cojines en el suelo, bancos corridos o sillas de jardín, todo mezclado y de diferente catadura. El despliegue sería, por lógica, organizado por la persona que diseña la escenografía de la obra, la única que puede coordinar los efectos psicológicos de la representación con la movilidad del público. A la par que sostiene un tono general en los decorados debe incidir en este a la hora de distribuir al público.

Un ejemplo cero serían tres simples amontonamientos de sillas. Rapidamente el público se organizaría a si mismo en una cadena de trabajo para deshacer el entuerto y proporcionar un asiento a cada espectador. La coreografía del público sería entonces, espontánea y natural, no correspondería nunca a la tonalidad emocional de la obra.

Un ejemplo diez trataría de colocar los asientos más ligeros a la altura del escenario donde se desarrollasen las acciones más vibrantes, como confrontaciones o series acrobáticas, a la vez que sillones con mesa y perchero se colocarían a la altura de un coro griego o un narrador inmóvil. El escenario y el público se enfrentarían como ante un espejo emocional.

El principal obstáculo para la sinceridad de esta distribución son los grupúsculos que vienen formados por los espectadores, roles sociales que atentan contra la libertad del individuo y que no son fáciles de esquivar. Aunque un grupo de tres personas pretenda actúar como tres individualidades independientes, su misma idiosincrasia de grupo se lo impedirá. No es lícito actúar sobre estas dinámicas, lo que dañaría la libertad de asociación, pero se pueden sugerir distanciamientos físicos y mentales de varias maneras, todas ellas basadas en la comprensión y el fomento de la animalidad de la persona. Se trata de disgregar los grupos para volverlos a formar en asociaciones temporales.

Se proponen, por ejemplo cambios en la configuración inicial del público. Un encargado de sala podría cambiar la distribución de los espacios creados entre el patio de butacas, incluso mientras se realiza la representación. Espacios huecos se rellenarían y asientos aparentemente ocupados se volverían disponibles.

También los servicios extras a la representación juegan aquí un papel fundamental. Atienden a necesidades básicas del cuerpo: un acceso al WC profusamente iluminado, mesa de buffet con aperitivos y agua, divanes con mesita para atender indisposiciones, dispositivos colectivos para madres lactantes y niños de corta edad, que necesitan de actividades extras con las que entretenerse mientras se desarrolla la obra (una mesa con papel y lápices serviría).

La solventación de estas necesidades básicas ayuda a los grupos naturales de espectadores a disgregarse y a formar nuevos núcleos, lo que profundizaría en los efectos de la obra. Ocurriría, por ejemplo, que si el tratamiento sobre los conflictos de la escenificación fuera del tipo frívolo, propiciaría en la socialización del público un tipo de relación frívola.

Hay que destacar que los despliegues de la escenografía deben de estar dirigidos hacia la amplitud del campo de acción de la obra; no hacia la distracción de la audiencia, sino hacia la profundización de esta para con la obra. Un entorno que permitiría a los espectadores alejarse de la función fisica y mentalmente para poder regresar a ella o no, con un criterio más despejado y completo.

Al contrario de lo que pueda parecer, el espectador no pierde el hilo, sino que accede a la representación lejos de los convencionalismos a través de los cuales acudió. El espectador experimenta la obra más alla de la contemplación, puesto que puede discutirla, obviarla, reproducirla en encuentros in-situ. La inspiración de la obra no será una consecuencia a posteriori, se demostrará en su actualidad el máximo de mimetismo con los conceptos estéticos de la obra, puesto que no se parte del recuerdo, sino que la representación en todo momento acompaña.

El oclusismo que se crea entre el espectador y su realidad exterior puede combatirse si en la misma sala se pudiesen comentar los pasajes con otros espectadores, los cuales, impregnados del ambiente si podrían reproducir sus impresiones y ser estas bien comprendidas. La individualidad del espectáculo le hace perder valor social. Un mensaje que no puede ser compartido aisla al individuo.

El teatro es, de todas las artes, la que más pedagógica resulta, la más efectiva a la hora de reproducir un conflicto y solucionarlo. Esto es así por su ausencia de límites a la hora de expresarse, ya que su larga historia la ha dotado de profundidad y técnica, que cine o fotografía tardarán siglos en desarrollar, en reflexionar sobre sus curiosidades propias. El teatro ha trascendido también historicamente de mecenazgos e imposiciones políticas, convirtiéndose, por el contrario, en un arma en contra de estas a través de escuelas disidentes o compañías marginales.

Siendo las artes una consecuencia lógica de la creatividad del ser humano sobre los materiales disponibles, humanos o no, fisicos o no, ideológicos o no, etc. tienen estas una capacidad de abstracción que llevará por supuesto al análisis social de forma instintiva.

En el caso del teatro es muy relevante el papel que la resolución de conflictos tiene en su idiosincrasia. Quizá en entornos más cercanos a la danza se incide en la estética más que en el argumento, pero es en la transposición sentimental entre el actor, el personaje y el público donde el teatro tradicionalmente basa sus objetivos. Este robo emocional requiere de gran concentración que deberá ser respetada hasta donde es posible, protegiendo el entorno técnico que permite comprobar el límite del ser humano a la hora de realizar un proyecto, la capacidad del cuerpo actoral a la hora de llevar a cabo la representación.

El tradicional espejo social que es el teatro nos llama la atención sobre este punto. Se echa de menos muchas veces en las actuaciones técnicas el toque humanista. Los antiguos gallineros que permitían aplausos y dislates completaban la humanidad del hecho artístico y su evolución democrática hacia los patios de butacas burgueses ha impedido que se respeten derechos básicos del público, como es su expresión primaria.

La parte puramente técnica se reduciría a un máximo de porcentaje, siendo este atacado, además, por el coeficiente de error lógico en la naturaleza. Suponiendo un porcentaje de pureza técnica nos quedaría otra parte de actuaciones transversales complementarias y otro tanto por ciento de error.

Para hacer una comparativa aclaratoria entre por ejemplo teatro y, por ejemplo, gastronomía, diríamos que la experiencia gastronómica profesional se conjugaría escénicamente de este modo:

Ideado del menu- elección de la obra.
Cocinado del menu- ensayos y puesta en escena.
Presentación en la mesa- apertura de la sala.
Degustación- realización de la obra.
Sobremesa, consecuencias a corto plazo- vaciado de la sala.
Consecuencias a medio plazo- siguiente actividad propuesta.
Consecuencias a largo plazo- impacto en el espectador.


Las variaciones imaginables en un restaurante, desde visualizar la cocina hasta presentar la comida en buffet libre son aplicables al teatro y viceversa. La mayor perfección en la ejecución de una disciplina altera considerablemente sus rasgos comparativos con el resto de las actividades humanas. Probablemente sea el teatro el más indicado para reflexionar sobre condicionamientos sociales y resolución de conflictos, pero, en realidad, la reflexión humanista podría comenzar enmarcada en cualquier actividad.

Habrá quien acuda a ver una representación teatral mansamente, con prejuicios que desea apuntalar y frases manidas que desea pronunciar de nuevo. Habrá quien desee acudir a entretenerse en un ambiente fácil lejos de la experimentación personal. También dentro del grupo de comediantes habrá quien desee ganar dinero sin complicarse en evolucionar personalmente dentro de la obra. Estas actitudes no solo son válidas, sino que además deben tener su sitio guardado de modo preferente. Son, de alguna manera, el cuerpo físico de la representación. Este comportamiento cimentario es lo que el patriarcado fomentó para crear un régimen de jerarquías en la que solo los seres productivos, relajados y masivos tuviesen reconocimiento y protección.

La existencia de esta fracción no es en modo alguno una amenaza para el cuerpo absurdo, el cuerpo mágico, el cuerpo erróneo o el cuerpo sutil. De hecho, estos cuerpos han sido utilizados desde siempre por los poderes establecidos por resultar absolutamente necesarios y por ser imposibles de neutralizar, muchas veces en forma de amenaza, como punto de partida sobre el cual establecer la preferencia del cuerpo físico, más obediente y creible, más rentable en definitiva.

Es realmente necesario que los actores se hagan con el control de la obra sin pensar en ninguna otra cosa. Es necesario que el clima oscurantista de la sala se ilumine con naturalidad diurna y que permita el acceso al teatro a cualquier estrato social, franja de edad o situación psicológica.

La estimación del porcentaje en el que se encuentra presente el cuepo físico no viene a significar en absoluto una limitación de espacio o de tiempo. Todas las fracciones deben presentar una expresión simultánea, su compatibilidad decidirá la organización espacial.

Las fracciones lo son porque conforman un organismo y solo la expresión total de ellas asegurará la realización completa de dicho organismo. Una expresión sectaria solamente puede resultar negativa en el balance final. De nada sirve la técnica depurada si las circunstancias impiden al espectador disfrutar del espectáculo. La expresión de la magia, del absurdo, de los fallos lógicos o de el mensaje sociopolítico velado constituyen un plano negativo que complementa el esfuerzo técnico del cuerpo físico, correspondiendo este a un plano positivo complementario. Estas fracciones disgregadas en una dualidad de planos nos refieren a los balances orientales del yin y el yang.

Los porcentajes que alcanzan las fracciones dentro del equilibrio alcanzan máximos pactados por las circunstancias y hasta ellos accederán desde el cero. Un buen ejemplo es la supresión del cuerpo sutil por parte de la censura, lo que origina siempre la destrucción paulatina del tejido teatral. No es solamente una obra lo que está en juego, es una realidad social, una realidad humana.

La defensa del absurdo, por otro lado, garantiza la evolución creativa del pensamiento, garantiza nuevas soluciones surgidas de la nada lógica y es siempre punto de partida de saltos de alcance imprevisible. Es una puerta abierta por la cual los espectadores acceden para trascender de sus ideas prefijadas. Así podrían ver la representación desde bambalinas espectadores voluntarios como improvisados tramoyistas, en el caso de que hicieran falta, o actúar de colchón emocional en el camerino de la diva cuando está discuta con el productor, si es que este necesitase de apoyo, con la excusa de pedirle un autógrafo. El absurdo permite salvar situaciones peligrosas y es siempre una herramienta precisa. Nadie desoye una petición absurda, es irrebatible.

Tan importante como el cuerpo absurdo es el cuerpo mágico. El trance espiritual al que se accede a través de la representación no debe ser utilizado aunque sea innegable que existe. Este aspecto se obvia por seguridad. El teatro es una disciplina que pretende a traves de comparativas estudiar la descripción de problemáticas sociales, en modo alguno solucionarlas. Los actores y actrices no son seres humanos, son máscaras. Las soluciones propuestas a los conflictos, aun pareciendo plausibles, no deben traspasar los muros de la escena. Es el público, el que, alcanzado por la iluminación teatral, tome iniciativas y saque conclusiones. La magia, no obstante, existe. Otras representaciones son posibles, aunque no serán entonces del tipo escénico, el único escudo tras el cual se puede afrontar la realidad sin tapujos y sin limitaciones, con neutralidad. El teatro es, pues, una herramienta analítica que debe permanecer al margen de propósitos, al margen de objetivos. Es una herramienta de limpieza con la cual barrer los obstáculos intelectuales que oscurecen cualquier conflicto.

Resulta también interesante proteger el cuepo error por ser este una cualidad inherente al ser humano, consecuencia lógica del libre albedrío. La técnica se aborda científicamente desde el principio de error. Solucionar siempre los posibles fallos a través de un protocolo de actuación es la mayor expresión racional, definir el cero para darle sentido a la medida.

El hecho de que los errores en la representación aparezcan y sean subsanados o no le dará dimensión humana a la obra. Dará paso, cuando menos a la comicidad y será la oportunidad de que la sinceridad y la solidaridad se demuestre. La admiración repite esquemas oxidados, la anécdota surge del fallo, la mutación aparece para resultar mas fuerte que su raiz. La interactuación entre público y actores se refuerza solo a través del error. Es la base de la ternura que inspiran los niños, es lo inquietante en ellos cuando desaparece. Un derecho fundamental de la infancia, equivocarse. La infantilidad es una cualidad que no debe perderse en teatro. Los niños se disfrazan, mienten, representan, juegan al rol y se divierten con ello. Resuelven sus conflictos de modo escénico. La imitación de este comportamiento es la base de la ciencia teatral.

Lo que define la escénica socialmente equilibrada es la protección de todas las fracciones del cuerpo teatral. Sin olvidar el esfuerzo motor, ciego, que alimenta la dirección y el movimiento, están la razón que lo dirige y la carga que acarrea. Todo ello forma parte del organismo social del que el teatro es espejo. La ultima de las fracciones teatrales es la atmósfera que lo rodean, las circunstancias físicas, que aluden a la localización de la obra o el enclave temporal y social de esta. La prudencia radica en no hacer al dinero la razón de nuestras actividades hasta que se nos garantice que nuestra riqueza no se fundamenta en el robo.

Todo ello debe ser infinitamente cuidado con generosidad y afecto desinteresado, con el fin de conservar el equilibrio entre los planos positivo y negativo. En la representación de un personaje viene reflejada, como una sombra, sus consecuencias en cada individuo que tiene relación con ella. Esta sombra es el efecto de una actividad humana y viene inscrita en circulos concéntricos que giran a lo largo y ancho, hasta formar una esfera sólida que rueda para divertir a unos críos en un patio trasero.

La maravilla del ecosistema humano es que no prescinde de nadie, sin tener más objetivo que continuar, el espectáculo.
 



  C. Aclaraciones sociológicas sobre el ser humano.

Para comprender las circunstancias de una  escenografía solidaria y liberal, humanista al fin y al cabo, es necesario buscar en la historia de la humanidad las raíces de la represión. No se trata de elaborar un nuevo sistema, alejado del que vivimos, sino de identificar las actitudes tóxicas que historicamente la población ha soportado. Una vez sepamos a que nos enfrentamos, lo haremos de modo natural. No hace falta confiar en experimentos sociales. La evolución escénica, espejo de la evolución social, es cotidiana o debería de serlo.

La elaboración de un sistema nuevo, o recuperación de alguno viejo que refleje las condiciones que esta crítica propone, estaría más cerca de la política o la sociología que del teatro. Sin embargo para entender una escenografía de equilibrio social, ni patriarcal, ni matriarcal, es necesario explicar por que razones resulta tan restrictivo el clima político por el que se rige el ser humano en la actualidad.




                                          EL PATRIARCADO-MATRIARCADO.

Se observa en las comunidades humanas una tendencia de los machos a formar grupos jerarquizados, alejados de los quehaceres familiares, con unas dinámicas competitivas que han encontrado en la sumisión una razón constante para justificarse. El grupo se somete al jefe, el ser humano se somete a los dioses, las clases sociales se someten unas a otras y el ser humano se somete a las clases sociales. Un acercamiento antropológico al patriarcado comienza por definirlo y a su vez definir su sistema mellizo, el matriarcado.

Sobre este último hay no pocos datos, ya que la mayoría de sociedades humanas son de tipo matriarcal. Podría decirse que actualmente en el mundo civilizado se vive bajo consignas patriarcales, pero incurriríamos en el error. La matriarcalidad subyace incluso en las legislaciones, donde siempre queda hueco para la economía sumergida o las excepciones sociales, huecos que se publicitan lejanos y de difícil acceso. El establecimiento masivo del patriarcado ha sido posible gracias al apoyo incondicional del matriarcado.

Los hombres han sido, tradicionalmente, relegados al juego, sacrificados en guerras o empleos absurdos. La familia debe sobrevivir, si había que prescindir de una facción decidieron que sería de la masculina. Lo instauraron en ley, tradición o costumbre atávica. Las disposiciones físicas al cuidado de las mujeres y al juego competitivo de los hombres hicieron realidad este sistema. Si un gobernante hubiera decidido que las mujeres se separasen de sus hijos pequeños y fuesen a la batalla mientras los hombres cuidaban del hogar hubiese habido auténticas revoluciones sociales contra el estado. Son las mujeres, desde su matriarcado, las que han permitido, e incluso fomentado, el sacrificio masculino. El patriarcado se basa en la impermanencia del elemento macho, el matriarcado en la omnipresencia materna.

Sin duda estos atavismos no son naturales sino creados, para conseguir mano de obra barata y prescindible y un suministro constante de nacimiento de nuevos individuos. Se puede comparar el matriarcado con un vivero de trabajadores y/o soldados y el patriarcado con un sindicato corrupto de estos. No presenta ninguna otra utilidad. Así mismo el matriarcado ha colaborado con este avance progresista apoyando masivamente las redes del dinero. Potenciando la capacidad estética del cerebro femenino se ha fomentado una superficialidad y una sofisticación como motor de un sumidero de recursos del que el patriarcado sería la fuente. No se exigen producciones matriarcales, sino que se buscan y se aprecia lo que el patriarcado ofrecerá, contribuyendo gravemente a la justificación de un sistema capitalista y esclavista.

El sistema patriarcal basa sus premisas en una jerarquía social donde la violencia erige a un jerarca, que por un lado protege al clan de sus enemigos externos y por otro protege el orden social así establecido de sus enemigos internos, ya que los jerarcas se suceden en el tiempo, presentando siempre resistencia al abandonar su posición. Esta resistencia se palía con sistemas como el motín o la democracia.

El motín es el argumento de lucha patriarcal. Al jefe se le sigue sin reparos hasta que un cambio de circunstancias, la realidad, exige otro jefe más adecuado. Sí imaginamos una nave en ruta se entiende que un capitán sea el responsable de mantener el rumbo. Si a medio camino se cambia de rumbo podría ocurrir que al final faltasen provisiones. Es conveniente no cambiar de capitán hasta llegar a un destino. Por el contrario, en un campamento sedentario todos deben ser felices para estar motivados y poder ser útiles, con lo cual la jerarquía del capitán y el marinero puede resultar tóxica para la buena marcha del campamento. Por ello los motines en ruta no están bien vistos y en cambio es positivo que el capitán no sea dueño de la nave y por tanto tenga sobre los destinos de los marineros más derechos de los que le otorga su buen hacer en la mar.


 La democracia es el mecanismo matriarcal. Al jefe se le contraponen sectores organizados que suman demasiados miembros para ser ignorados. Para entrar en el campo de discusión hay que cumplir unas normas que equilibran a los contrincantes. Todos los sectores deben compartir objetivos, deben ser similares en sus formas, deben asegurar las mismas premisas básicas. Otras vías existen y, a veces, reflejan mejor la realidad del conflicto. Una de ellas es la asamblea.  Teniendo cuidado de no jerarquizarla, de no dirigirla, es un buen método para dar a conocer todos los puntos de vista implicados. Una de las precauciones a tomar es garantizar que la asamblea carezca de poder.

Se trata de un medio consultivo y no de una democracia encubierta. El mecanismo competitivo de la votación convierte a la asamblea en la misma maquinaria rígida que contrapone. El individuo debe tener la libertad de organizarse con sus congéneres, sin ningún órgano establecido que le regule el comportamiento. La sana costumbre de la asamblea someterá a la opinión pública sus objetivos y métodos. La asamblea siempre será un órgano mediador y aglutinante, pero en el caso de que la asamblea no esté de acuerdo con el individuo, no podrá coartarle, sino exponer sus dudas.

¿Qué diferencia hay entre una reunión de religiosos aleccionando banqueros aleccionando políticos que regulan la vida de la ciudadanía y una dictadura donde los lobbys amenazan a un dictador que alecciona banqueros que aleccionan políticos para regular la vida de la ciudadanía? ¿Qué diferencia hay entre el no de un policía al no de una vecina? ¿Cuál es la consecuencia última de ese no, la violencia? Si una asamblea está regulada por la violencia en última instancia, podemos asegurar que una tiranía podría estar dirigida hacia el beneficio del pueblo llano, por que en la casualidad todo es posible.

Una sola cabeza pensante suele ser apoyada por elementos sin aptitud ni actitud para la toma de decisiones, pero muy activos y obedientes. La bipolaridad en el mando puede dar lugar a rencillas. Por lo general se suele cifrar en tres el número de jerarcas, su importancia queda supeditada al alcance de sus objetivos. El resto de los elementos del grupo suele tener nula opción de acceso a la toma de decisiones por voluntad propia. Si este grupo perdiese alguno de sus miembros, este se sustituiría rapidamente para no perder el rol.

Estas tríadas suelen polarizar los objetivos del grupo. Cuanto más grande es este, más dificil es la rotación, incluso en grupos excepcionalmente grandes esta rotación deja de existir, ya que el rol se estandariza de tal modo que al individuo le resulta imposible prestarle sus características personales. De esta manera funcionaría un restaurante que cambiase de cocinero, pero no de menú, un partido político, etc.

Los instrumentos clásicos de una jerarquía represiva son en el primer caso un sistema de alianzas entre los jerarcas de los distintos territorios y en el segundo la represión social basada en la amenaza de violencia física. Es un sistema primario y arcaico que ha derivado en graves perjuicios tanto naturales, como sociales. Los jerarcas rara vez se hacen eco de peticiones equilibradas. En la naturaleza es costumbre entre machos observar comportamientos absurdos y llamativos, además de violentos, como señal de jefatura.

El patriarcado-matriarcado vienen sustentados en ultimo caso por el miedo ( al hambre, a la muerte, al dolor), por la ignorancia del pueblo de los factores que causan sus miedos y de la forma de superarlos y por el aislamiento social de los individuos subversores.




                                                          LA GLOBALIZACIÓN.

La industrialización ha generalizado el uso de transportes y vías de información. El pueblo comienza a dominar los métodos de supervivencia, a descubrir las grandes mentiras que sustentaban los filósofos y científicos a sueldo y ha desentrañar las redes económicas que intentan aprovecharse de su ingenuidad. Asimismo la comunicación se ha democratizado y el asociacionismo se ha facilitado enormemente, con lo que los nuevos pensamientos liberadores fluyen en velocidad caótica.

La humanidad ha descubierto la cara negra de los avances tecnológicos, ha comprobado que su felicidad no está reñida con la felicidad ajena y ha sufrido las consecuencias de la intolerancia. El ser humano está aún aprendiendo el valor de la cooperación, vease el robo de cerebros por parte de las grandes potencias. También está aprendiendo a desconfíar de los que defienden el dinero y los historiadores, parciales e ignorantes de los datos relevantes que realmente necesita recordar una sociedad.

Ya nadie confía en los gobiernos. Desde la muerte de las religiones la moral está mal vista, es síntoma de ignorancia. La estética se ha convertido en el nuevo ministerio. Una estética determinada identifica al individuo con su fracción social, con sus propositos sociales. Los grupos estéticos se relacionan entre si y establecen alianzas. Una chica con tacones y bolso de fina hechura gusta de los festejos taurinos, una chica con botas resistentes es aficionada a la musica de culto. Obviedades y absurdos que conforman ejércitos ideológicos con el unico fin de la solidaridad humana, encontrar seres afines. La globalización nos reafirma en nuestras posturas, ya que en el mundo que nos rodea encontramos ejemplos que nos apoyan, a los que no nos apoyan hacemos caso omiso.

En medicina y autogestión del alimento se avanza día a día, debido a las desastrosas políticas que el conocimiento humano, siempre egocéntrico y miope, que han generado en la población alarma y curiosidad. Un factor básico es la nutrición. El ser humano vive para su alimentación, su salud y su bienestar emocional. Al convertir la nutrición en un negocio sucio se ha perdido la confianza de la masa. Si los gobiernos no son capaces de garantizar los suministros de comida se vuelven innecesarios. Incluso han aparecido enfermedades psíquicas relacionadas con la nutrición. La funcionalidad de esta ha desaparecido. Alimentarse bien es solo un lujo, un accidente, un síntoma de sofisticación, etc.

La población entiende en sus niveles más primarios que algo falla cuando se le notifican las hambrunas en numerosos territorios. Estas noticias hacen presagiar un futuro incierto en lo que a la alimentación se refiere. Las hambrunas, las mentiras acerca de la bondad de los alimentos, la comida basura, el uso de venenos que contaminan nuestros cuerpos y el planeta... son muchas las dudas que obligan a la población a desconfiar del sistema actual y a buscarse suministros alternativos de alimento.

 El ejército se revela como el último bastión de los jerarcas, pero incluso este pierde sentido en un mundo sin alianzas políticas, donde la destrucción masiva está al alcance de cualquiera.

Si bien es cierto que la democratización de los caminos no amplia el número de caminantes, la globalización obliga a los ignorantes a convivir con los que desean progresar.
  



                                                         CONCIENCIA POLÍTICA.

Es imposible amar sin conciencia política. La libertad, la autocrítica, la racionalización de nuestras acciones, la tolerancia hacia lo desconocido y el fomento de la curiosidad son las bases del humanismo. No hay amor, progreso ni teatro lejos de estas premisas.

La supervivencia de la moral humilde se sustentaba en la conciencia de clase. Los jerarcas estaban tranquilos robando a su pueblo cantidades mínimas, si este no precisaba castigo a sus ojos, y el pueblo, por su parte, los contemplaba con desdén y los mantenía alejados de su vida cotidiana.  Las clases altas eran potencialmente peligrosas.

El precio de la estabilidad conseguida fue el oscurantismo cultural y la guerra de sexos.

Los compendios culturales se conservaron en logias secretas en el mejor de los casos, en otros se acusaba a sus responsables de brujería, herejía o traición y se perdían grandes colecciones de literatura, astronomía o medicina en aras del orden establecido. Cualquier sistema centralizado e imperialista predica pérdidas de saberes ancestrales, a su criterio irrisorias. Así se han olvidado lenguas o versiones de los hechos históricos, recetas de cocina o ciencia básica del entorno.

La guerra de sexos es parte del oscurantismo social. El pueblo está demasiado ocupado en resolver sus frustraciones sexuales como para elucubrar con sistemas sociales más respetuosos con el medio, además de eliminar la funcionalidad intelectual dela mitad de la población, la femenina. La reacción a cualquier principio liberador es la desconfianza del esclavo, que no desea que se le aumenten los castigos diarios. La mente reprimida evita cualquier pensamiento  que le pueda llevar a conclusiones de rebelión, no porque las vea plausibles, sino porque le obligarían a recorrer el camino siempre doloroso del arrepentimiento de sus actitudes cobardes.

El ser humano prefiere experimentar nuevas opciones que revisar las antiguas. Por ello es necesario centrarse en los nuevos objetivos humanistas y ser tolerante con las estructuras arcaicas que generacionalmente aún nos sostienen. Una persona educada en el matrimonio monogámico malamente podrá sentirse cómoda en la poligamia, aunque la encuentre mucho más razonable. Es en las nuevas generaciones donde se ven aplicados los avances sociales, que muchas veces han sido denostados por ser sus ideólogos incapaces de sustraerse a su educación y llevarlos a cabo.

¿Podría ser la clave del espíritu libertario reducir los territorios? ¿Liberar las propuestas sexuales y reducir la monogamia a una situación temporal? ¿Encontrar un miedo social profundo que nos permita en cambio pensar con libertad, el miedo a la ignorancia, el miedo a los muertos? El ahorro de recursos es una constante en los equilibrios naturales de supervivencia de las especies. Cualquier propuesta alternativa al sistema patriarcal debe ser sencilla y fácil de comprender, más fácil de comprender que el miedo a la muerte en el que se basa.

Es evidente que al gran público se le ocultan informaciones cruciales para entender los mecanismos del poder económico. Esta ocultación solo puede existir a traves de elementos colaboracionistas, conscientes de ello o no.

Avivar la consciencia, identificar los conflictos, puede ser tanto o más importante que resolverlos, puesto que una vez identificada la trampa es dificil caer de nuevo en ella.
Los modelos capitalistas tradicionales implicaban tal frustración personal que necesitaban de figuras en extremo violentas para proporcional el miedo social que los sustenta.

Lo que se rescata de los modelos capitalistas tradicionales es la solidez de su funcionamiento y su permanencia en el tiempo. Fueron incontables los siglos en los que ha perdurado dicho modelo además del abanico territorial que abarca, ello evidencia que este miedo social permitía regular comportamientos tóxicos. La impermanencia del ser humano venía garantizada por la idea de existencia de seres superiores o dioses y la violencia quedaba regulada al ser prerrogativa de unos pocos elegidos.

Eliminar la violencia y el miedo eran en principio los objetivos de la represión que nos ha traido la violencia y el miedo.



                                                      LA EXCLUSIÓN SOCIAL.

Un ejemplo clásico es la organización rural donde las mujeres serían las encargadas de gestionar los suministros que vendrían de fuera, además de generar un autoabastecimiento interno, (cuidan de campos y animales cercanos al hogar) y las ocupaciones que implicasen alejarse del núcleo familiar pertenecerían, tradicionalmente, al hombre. Se excluye al hombre.

Los miembros dependientes del núcleo, como ancianos, menores o gente de paso son responsabilidad directa del entorno familiar, por desarrollarse en este la mayoría de sus actividades.

Esta organización clásica de alejamiento del macho implicó una represión masculina, la incapacidad social de los varones no sometidos a las jerarquías para desarrollar sus almas y su esclavitud en el mundo laboral promovido por las mujeres jerarcas. Esta esclavitud contemporánea, paradojicamente, ha redundado en una esclavitud laboral femenina de imitación. Se excluye a la mujer.

Verdades parciales, como la satisfacción que ofrece la adrenalina, justificaron juegos viciosos y mortales, en forma de guerras cruentas de exterminio masculino. Incluso se utiliza el castigo de la no procreación con los delincuentes a las leyes económicas en cárceles y deportaciones. Los intercambios genéticos se realizaban a traves de invasiones violentas, ya que las mujeres matriarcas se negaban a compartir su suelo y bienes con mujeres forasteras. Se excluye al forastero.

El matriarcado se abrió a los modelos de progreso inevitables en la sociedad actual, modelos de progreso que, por otro lado, son, en su mayoría, sinónimos de robo, asesinato y desprecio absoluto por la naturaleza, al menos en lo concerniente al entramado social, la relación de la especie humana con sus compañeras de planeta y el ecosistema en general, respectivamente. Se excluye al equilibrio.

Niños, ancianos, artistas,animales, vegetales, etc. son numerosos los intereses que permanecen sin satisfacer en aras de la estabilidad social, que sigue sin producirse y que jamás sucedió, grupos denostados que representan éticas alejadas del régimen patriarcal capitalista.
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 Los niños representan una sabiduría ancestral, no viciada, y funcionan correctamente a la hora de valorar situaciones, incluso a la hora de establecer sus propias pautas alimenticias. El concepto de infante como ser carente de inteligencia
es reflejo de esa condición en la sociedad base, achacada al pueblo por parte de sus gobernarntes, no siempre del ámbito de la política. El libre albedrío no se reclama a los represores, sino que dicha represión se ejerce a su vez sobre los elementos indefensos inmediatamente debajo en la escala social. Se perpetúan los mecanismos de violencia, avalados por la prisa y la imposibilidad de razonar un sinsentido a una mente clara y pragmática como la infantil, alejada de los mitos venenosos que subyugan a sus progenitores.

Los ancianos, volcados con la naturaleza y el ecosistema, son los veladores de la necesidad de entornos adecuados para su supervivencia. A cambio de un incómodo banco en el parque, rodeado de carreteras ruidosas y polucionadas, se les proporciona unos avances médicos de dudosa bonanza. El hecho de morir bien se sustituye por morir más tarde. Los ancianos son relegados por alejarse en sus costumbres y necesidades de las propuestas patriarcales modernas. Se pierde la calidad vida y de muerte, pero las empresas farmacéuticas hacen negocio con los depresores, sedantes y tubos varios para inyectarlos. La memoria histórica que representan sucumbe al olvido, de modo que un aparato tecnológico en tan sólo diez años puede resultar indispensable a pesar de su corta existencia. Aunque los legados tradicionales permanezcan se vuelven poco interesantes si carecen de revisiones atractivas.

Las especies animales representan el subconsciente de nuestra sociedad, y muchas doctrinas equiparan los diferentes tipos humanos con comportamientos de especies concretas (astrología china, Los animales que somos, etc) Representan la necesidad de un ecosistema bien equilibrado si queremos garantizar la supervivencia de nuestra especie. Son el primer escalón del exterminio, el ejemplo de cómo lo hermoso no perdura sin cuidados; un jardín moral en el que actualmente se siembra y se recoge con crudeza, muy distinto de la contemplación de una hoja que cae por su peso.

Las especies microscópicas se erigen en jueces y representan una amenaza real, exigen un equilibrio y enseñan que ese equilibrio existe y su ley es de efectos definitivos. La especie humana cuenta con infinidad de miembros, pero su individualidad es pasto de estos invisibles colectivos. Son el precio a pagar por los errores que cometemos al no integrarnos en el ecosistema, donde nuestros depredadores son a la vez nuestros mayores aliados. Dirigiendo la vista hacia ellos implotará un sistema social justo e inequívoco, donde conceptos como el desequilibrio social, la falta de higiene (higiene: respeto al mecanismo natural) y la confianza hacia los productos minerales extraídos del interior de la tierra por medios mecánicos quedarán identificados como agresión a la especie humana y  sus defensores como alegres aliados de sus propios sepultureros (M. Kundera, 1986).

En la naturaleza la clave es el fasto. Sólo la fiesta lo justifica. Es gratuíto. Es dañino. Si es fastuoso, sobra. Lo fastuoso, desaparece rápido. ¿Se puede extrapolar estas conclusiones a la valoración humana?, ¿son entonces parámetros válidos para valorar los fastos que implican los jerarcas a la hora de impresionar a la población? Desfiles, exhibición de recursos futiles, incomodidad gratuita, tacones, etc. Son poses definitorias de un pensamiento embaucador e hipócrita. El glamour aparece como una autocrítica donde el esperpento es tan cercano a la imagen que hace imposible fundamentar una moral represora.

Otros grupos de pensamiento que han perdido su enorme relevancia son los grupos vegetales. El mundo vegetal nos alimenta y nos sostiene energéticamente. Todo nos llega a través de sus estamentos. Las claves de su funcionamiento nos son desconocidas. Probablemente si los animales son nuestros primos, los vegetales son nuestros progenitores. De ellos adquirimos consciencia sensorial y seguridad emocional.

La imagen de un arbol terciado, colocado en medio de una plaza de cemento es el lamento plañidero que acompaña nuestra desgracia social. La visión de bosques formados por especies invasoras nos predica una situación social paralela. Solamente la visión de entornos donde los vegetales se desarrollan sin impedimentos humanos es suficiente para definir el libre albedrío y la alegría. Su capacidad de adaptación es una lección que aprenderemos, lo queramos o no. Se puede decir que los vegetales son el garante de la vida y su situación define el estado moral y energético en el que nos encontramos, como un termómetro exacto.

Se ha excluido al planeta.


                                                 BIOLOGÍA DEL SEXISMO.

Algunos estudios sociobiológicos, como el ensayo de Paco  achacan a la biología del género femenino su docilidad al jerarca de turno, sin importar quién, el hecho de que sexualmente la hembra recibe y su problemática reside en garantizar el suministro. En cambio el hombre esparce o reparte y su intención biológica se centra en multiplicar los objetivos.

Estas premisas racionalizan biológicamente la permanencia histórica del patriarcado, del matrimonio monogámico y su sistema procapitalista consiguiente, muy alejado de los vaivenes sexuales y económocos que la libertad de pensamiento desencadena. Si esto lo relacionamos con la ventaja física del jerarca queda justificado de manera precisa al sistema político más estable en la historia dentro de la organización de grandes territorios.

Esto implicaría que el hombre esparce bajo cuerda, lo que le libera del peligro de la confrontación con otros machos y la mujer asume socialmente a cualquiera si así es durante toda su vida. El hecho de que la hembra humana tenga un ciclo reproductivo cada mes la hace producir hormonas sexuales que promueven las relaciones sexuales no relacionadas con la procreación, relaciones que fortalecen el lazo de unión con la pareja elegida por ella a la hora de gestionar la familia. El cachorro humano nace débil y requiere grandes cuidados durante varios años, lo cual es demasiado trabajo para la madre. Esto fundamenta biológicamente a la pareja pero no justifica que dicha pareja deba durar más de lo que la crianza de los hijos requiere, sobretodo si tenemos en cuenta las rivalidades que aparecen en cuanto los hijos crecen y se convierten en individuos de pleno derecho.

 El enamoramiento es parte del mecanismo reproductor. Rara vez nos enamoramos de un individuo no fértil o no adecuado para los propósitos biológicos. El ciclo reproductor se ha explicado cientificamente como una cantidad de días X, antes de la ovulación propiamente dicha, contando con que el esperma sobrevive en el medio acido vaginal una media de tres días, etc. Podemos pensar que esto es así en un funcionamiento básico del aparato reproductor, lo que sería un ciclo de mantenimiento. El  hecho es que la mayoría de los embarazos provienen de ovulaciones espontáneas que ocurren cuando la hembra se siente psicológicamente conectada con su  reproducción y ha encontrado un padre para su proyecto personal.

Es indispensable eliminar el factor género en todo lo que no esté relacionado directamente con él, ya que simplifica los tipos humanos a las categorías de fértil/infértil. Esto se tradujo en una sumisión de las hembras fértiles y en un alejamiento de los machos, atendiendo no a factores biológicos como la carga hormonal o los niveles de energía interior, sino a factores económicos de tenencia de la tierra, ya que a la descendencia reconocida vino unida el sistema de herencias.

Una persona monógama lo era en virtud del miedo al hambre y a la no supervivencia de sus descendientes y ascendientes, lo que resultaría del repudio social y la caída en desgracia. Disgregando los grandes núcleos familiares en pequeñas fracciones inmiscibles se conservaban los estamentos de poder y jerarquía, pero los valores humanos no sobrevivían mucho tiempo. La población aparece dividida por el estamento de la familia tradicional y es mucho más fácil que sea víctima de usuras, tiranías y manejos.

Los grandes avances culturales vienen de la mano de la interactuación en comunidad de mentes preparadas. Si una persona válida es aislada socialmente por culpa de costumbres y tradiciones ese ejemplo cunde hasta el extremo de ser mal visto cualquier tipo de avance. El pensamiento humano y sus valores se arropan en academias, en asociaciones y en reuniones. El hecho de que haya una limitación en el proceso de reunirse complica el proceso de eliminación de elementos indeseables.

Típicos ejemplos de ello son la perdida de la libertad de asociación en las dictaduras o el aislamiento social que caracteriza a las mujeres. También es evidente que el asamblearismo donde se reiteran los roles de orador-moderador pierde carácter democrático. En relación con el género se ha sufrido un sectarismo que impide la normal relación entre hombres y mujeres como individuo, mas allá de las conductas sexuales.

Mentes que evolucionaran juntas darían lugar a cuerpos que también lo hicieran. La no asunción de ese riesgo implica un aislamiento de los grandes grupos de individuos. Las mujeres se relacionarían solamente con hombres homosexuales. Las hembras homosexuales no representarían peligro a los estamentos de poder masculino por su cualidad de miembros no influyentes y su existencia ni siquiera es planteada como modelo de comportamiento. El hecho de que la relevancia económica de la mujer se haya fomentado ha puesto encima de la mesa una condición sexual que hasta ahora permanecía invisible.

(La discusión sobre los elementos homosexuales dentro de los gineceos se establece en los términos de si hombres homosexuales desvirtuarían el espiritu gineceico o no. En el caso de los androceos tampoco dispongo de datos para analizar, dado que esta exposición responde a experiencias personales y no es una investigación completa y exhaustiva, con lo que se le presupone continuidad y colaboraciones en el futuro. Este ensayo trata de ser una introducción a las raíces del conflicto que ha originado el sistema patriarcal para relacionarlo con sus consecuencias en la escenografía teatral.)

La necesidad de gineceos y androceos se pone de manifiesto en hechos prácticos y cotidianos como la separación en los aseos públicos o la existencia de los equipos deportivos monogenéricos, etc. Se trata de una dinámica sexual en la que se habilitan espacios al margen de conflicto social. Al no haber posibles relaciones, las tensiones personales disminuyen y los comportamientos son más sinceros. Debe suponerse entonces que existiría cierto grado de tensión homosexual en dichos círculos, además de suponer que fuera del gineceo esta existe por norma, pero nos equivocaríamos, puesto que una posible relación está sujeta a probabilidad.

De nuevo, la democratización de los medios no multiplica los objetivos.

La monogamia existe como factor biológico y temporal. Fuera del tiempo de su ciclo natural, una vez terminada la fase monógama, la persona puede entrar en estados de enamoramiento simultáneo o en una capacidad afectiva hacia su pareja que entra en los terrenos de la amistad. La no tolerancia hacia los diversos estados naturales del individuo, además de la aparición de mecanismos de miedo económico da lugar al apego sentimental y a las circunstancias sectarias que impiden a la sociedad relacionarse.

La característica de antisocial pocas veces ha redundado en una revisión de los modelos de organización sexual. En la europa occidental varios grupos, surrealistas, orientalistas y algunas facciones antisistema, llegaron a conclusiones en lucha con el apego sentimental. A la espera de que hombres y mujeres puedan relacionarse libremente sin presuponerse que van a copular, sean del sexo que sean, aparecen nuevos modelos sociales que impulsarán esta reflexión, como las necesidades empresariales de cooperación entre miembros del mismo sexo, los nuevos roles familiares en el que aparecerán asociaciones de progenitores sea cual sea su condición social, o, por ejemplo, modelos de ocio no sexual y aquí es donde evoluciona la escenografía teatral.

Todas estas situaciones aparecen cuando se cubren necesidades del individuo y no del grupo. En un empleo se gana dinero de manera individual, si un progenitor se coordina con otro es por disponibilidades personales de tiempo, también aparecerán mezclados los géneros en formas de ocio que atiendan a la interioridad de la persona, más que a dinamicas sociales, donde no se irá al teatro como manera de solucionar el ocio de la pareja o de una cierta pandilla de amigos, sino como una necesidad personal de evolución. Aparecerá el viaje profundo de la persona, respetando el nomadismo interior.

Una característica social reveladora del problema de género es el lenguaje sexista. Las únicas actitudes que lo sustentan son la represora, la indiferente y la cobarde. La actitud represora encuentra un beneficio económico y social en que los géneros dominen la separación de tareas, que debería ser la labor de los distintos tipos de inteligencia humana. La actitud indiferente respondería a una no confrontación interior y la cobarde corresponde a gente que intentaría medrar en ese tipo de sociedad.

La lucha contra el lenguaje sexista viene dada por el curso natural de las cosas, muy cercana al desarrollo individual de la conciencia política, de la que ya hemos hablado. Siendo el lenguaje una consecuencia de la necesidad oral y de la necesidad escrita se entiende que el avance del lenguaje no sexista tendrá entonces varios frentes. Oralmente la evolución será pareja a la de la sociedad de base. El lenguaje escrito, siempre asociado a las esferas de pensamiento, tendrá su evolución de modo más tendencioso. Será la lucha interna de las distintas facciones culturales la que marque la evolución del lenguaje hacia un tipo de pensamiento humanista y universal.



                                               MANDA EL MITO, MANDA EL ROL.

Las sociedades animales, incluyendo la especie humana en este rango, se regulan socialmente a traves de roles, que se distinguen por sus comportamientos gestuales y desempeñan cada uno una función necesaria en los mecanismos de grupo. En el caso de la especie humana se ejemplarifican con mitos sencillos y explicativos. La madre sumisa y servicial, sin poder social (Virgen maría); el hijo ambicioso, arriesgado y prescindible (héroe); el padre ausente y referencial (dios padre) ; la hembra fértil inmovilizada como resultado de su sexualidad (ninfa Eco), etc.

Es probable que se hayan racionalizado mitos erróneos y que se adoptasen nuevos
comportamientos sociales impostados desde otras culturas, dada la trayectoria nociva de la especie. Eso implicaría un momento histórico en el que la jerarquización fuese absolutamente necesaria. Es de suponer que los asentamientos sedentarios fueran visitados por bandas nómadas, generando inseguridad. Al perder el nomadismo, los elementos patriarcales perdieron la justificación de sus mecanismos, los cuales se adaptaron pervertidos al nuevo clan. 

Quizá condiciones extremas impidieron la normal circulación de pueblos nómadas, quizá hubo injerencias culturales exteriores (genocidio indígena americano por parte de los europeos) o quizá no contemplamos patrones sociales no patriarcales a la hora de interpretar el pasado histórico de la especie (en la prehistoria oficial las mujeres nunca cazan).

Puede asegurarse que en un período reciente de 7000 años el patriarcado ha sido protegido por medio de mecanismos sobrenaturales en su mitificación: emperadores semidioses alejados de la naturaleza humana (China antigua), milagros de zarzas ardiendo sin consumirse que hablan (mandamientos judeocristianos), profecías religiosas que pregonaban dicho orden y protegían a sus instauradores (genocidio americano), etc. La credulidad de la masa, nunca crítica con quién le asegura el sustento, agradecía un sistema que le aseguraba el suministro sexual con el mínimo esfuerzo como premio. Sin embargo, ¿es eso cierto? ¿se asegura el suministro sexual o sólo se garantiza?

Estos mitos pertenecen a sociedades de poder sexista pero han evolucionado de manera irreversible a causa de la industrialización. En lo concerniente a la pérdida de género en los roles, ello ha dado lugar a la identificación del rol femenino clásico como frustrante, puesto que los roles que implican menor poder adquisitivo son menos valorados. Esta circunstancia ha dado lugar a una diferencia de velocidades a la hora de abandonar posiciones tipificadas por el género. Las mujeres experimentaron nuevos roles mucho más rapidamente que los hombres, lo que ha resultado en un abandono temporal de posiciones absolutamente necesarias, de las cuales se ha hecho cargo el estado.

Los ajustes que se proponen para alejar la sectarización de géneros darán lugar a proposiciones de dudosa continuidad en el tiempo, pero de gran coherencia dentro de un proceso tranquilo de adaptación. ¿Una persona que desarrolla actividad intensa fuera del nucleo familiar, debe de compartir las responsabilidades de este en cantidad o en calidad? En los casos de custodia compartida ¿sería la vivienda propiedad de los hijos?, si alguien debe cambiar de colchón los fines de semana ¿serían los progenitores?.

Propuestas que ahora son inviables lo son a causa de una intensa, constante y contemporánea mitificación patriarcal. Los cuentos infantiles son buen ejemplo de ello, la madrastra es siempre un personaje hostil, lo cual cimenta una precaución absurda hacia los modelos familiares no tradicionales. Los guiones representan a la sociedad más conservadora, en el caso de no hacerlo el punto de vista será negativista y poco esclarecedor, los medios de comunicación no suelen hacer hincapié en las razones que han llevado a los grupos antisistema a boicotear o a los terroristas a matar, el miedo a las minorías se fundamenta en la supuesta irracionalidad de estas.

Aparecen figuras como el dad-at-home (padre en casa) o los freegans (reciclaje de recursos existentes como metodo de aprovisionamiento en detrimento de la producción), pero no se les publicita en los medios como a figuras del tipo mujer-ejecutiva-trabajadora-sin-hijos o librepensadores-con-problemas-de-adicción-a-sustancias. Sin embargo los medios de comunicación pierden influencia en la era de la información libre. ¿Sería necesario establecer nuevos mitos o sólo revisar los actuales?

El sectarismo de género ha caido en desgracia a causa de la necesidad de mentes preparadas. Sería absurdo que un hombre con habilidades curativas se destinase a si mismo a tareas de campo lejos de sus pacientes, o que la mujer siguiera fundamentando  una posición de matriarca apareándose con los machos dominantes e instaurando el miedo social como metodo de estabilidad.

Es ridículo pensar que los hombres carecen de inquietudes estéticas a la hora de amueblar su casa, a la vez que no se puede tolerar el despotismo en nombre de la higiene. Un padre puede ser un educador amantísimo y una madre puede mostrarse extremadamente cruel con su descendencia. Las habilidades pueden estar sobrevaloradas si no contribuyen a la estabilidad del grupo.

La supremacía del macho dominante relegó a los elementos femeninos del grupo. La subversión a un sistema injusto se redujo a la mitad acallando las voces femeninas. Los que claman contra el feminismo no son los machistas, que en teoría lo apoyarían, dado que defiende la tranquilidad del guetto sexual. Quien se oponga al feminismo se opone a la crítica social.

Siendo el cerebro de ambos géneros desigual, es lógico que aparezcan necesidades distintas. Después de la necesidad viene la libertad y las apetencias, la mayoría de las veces estimuladas por una obligación física. Los elementos femeninos de los que se hablaría serían la emocionalidad y la empatía y no las mujeres del grupo, al igual que los elementos masculinos, como el gusto por el juego competitivo y el ascetismo no son ya exclusivos de ese género, y aparecen compartidos en las nuevas generaciones.

En este momento se podría hablar de una sustitución del termino macho dominante por individuo físicamente sin taras y sin responsabilidades sociales, más allá de ser hombre o mujer. Un tipo de pensamiento egoista del que rapidamente se sale, pues las obligaciones sociales existen y acaban por aparecer. El individuo egoista se ve reemplazado por nuevos egoistas menos exigentes, los anteriores quedan desplazados como perdedores, con sus consiguientes depresiones y falta de apetito sexual.

 Habría que discernir qué significa y que implica cada genero, sin embargo, a la hora de representar papeles totalitarios en regímenes restrictivos y excesivamente jerarquizados no se aprecia gran diferencia entre los individuos de ambos sexos, solo matices.

Podría resultar útil algo tan sencillo como rotar en el sistema de roles al personaje que ejemplifica la toma de decisiones. Retirar al patriarca del centro de la escena y relegarlo a una posición en la que sus posibilidades queden reducidas a objetivos lógicos, relacionados con su idiosincrasia. La jefatura del grupo se rotaría en el tiempo entre los diversos roles, lo cual resulta demasiado experimental como para que funcione de manera espontánea o instaurar en la toma de decisiones algun roles en tríada, que por su naturaleza de grupo serían más equilibrados.

En general lo deseable sería que los conflictos grupales no respondieran al estereotipo del rol sino a factores personales. El rol se repite indudablemente en todo grupo social. Una persona que en cierto grupo permanece lejos de la toma de decisiones puede ser al mismo tiempo un motor social en un grupo diferente. La lucha contra el rol pasa por identificarlo, por identificar sus mecanismos tóxicos y por el intercambio de personas a la hora de representarlo.

Aunque en un grupo se asiente como lider natural una determinada persona, mecanismos de alternacia de poder pueden limitar su area de influencia. La tenencia del suelo parece la raiz de todo el problema. Se pueden alternar los roles, al mismo tiempo que se alternaría el espacio.




                                                 GENTE NÓMADA 
                                                     EN UN PLANETA SEDENTARIO.

Si una persona define su existencia como sedentaria, el hecho de cambiar de pareja haría que su colectividad familiar no se estancase de manera tóxica. También harían falta espacios preparados para el cupo social no sedentario, y, en general, debería valorarse el espacio comunitario tanto o más que el propio prestando especial interés al derecho de suelo nómada.

La influencia negativa de los objetos a la hora de cimentar el apego a situaciones fútiles es muy importante en la industria consumista. Los bienes fabricados no son de gran utilidad, sino que su inutilidad es parte importante de su valor; nos aseguran la libertad de desprendernos de ellos. La raiz de síndromes como el de Diógenes está en el desarraigo. Solo una sociedad basada en el sedentarismo crónico puede soportar el acúmulo de objetos inútiles.

El trueque se ha revelado como la gran solución al apego. En días señalados pueden verse agrupados, al lado de los contenedores de basura, los objetos que con todo el cariño han sido colocados allí para que alguien los adopte sentimentalmente, en bolsas especiales. De la misma manera, relaciones sociales que han sido desprestigiadas a lo largo de la historia aparecen revalorizadas, como las relaciones sexuales esporádicas, la adopción, la familia compuesta por multiples progenitores, la permanencia esporádica en el seno familiar, y otros que irán desvelándose. La clave es mantener una elasticidad social que permita el desarrollo personal de sus integrantes sin afectar a la posición lógica del grupo en un contexto ideal pero complicado de mantener.

La elasticidad que ha brillado por su ausencia en la carrera económica a la que nos han sometido los sucesivos gobernantes del planeta, políticos o no, nos permitirá valorar nuestros territorios de manera personal, no sólo hablando de regiones o nacionalismos (que son pactados  por los recaudadores de impuestos),  sino a la hora de adoptar roles productivos sólo durante un período necesario, o a la hora de considerar socialmente a elementos no productivos, como enfermos o niños ( dado que no proporcionan bienes materiales pero por el contrario los exigen, y esto fundamenta la necesidad de conseguirlos).

El equilibrio entre sedentarismo y nomadismo define una paradoja mucho más descriptiva que la conformada por patriarcado-matriarcado, y más atractiva. Puede que la biología de los géneros haya empujado a esta segunda concepción mucho más restrictiva, pero los avances en el pensamiento pueden activar una vuelta a los origenes del ser humano, en los que el equilibrio era la clave de la supervivencia.

Hay un problema subyacente al género a la hora de que un miembro permanezca en el hogar y no se le den responsabilidades, es entonces cuando aparece el despotismo o los ambientes enrarecidos. A un miembro del grupo que esté en una fase personal que le dificulte la convivencia comunal, como es el núcleo familiar, debe serle permitido marcharse temporalmente sin represalias de ningún tipo. La monogamia como método de estabilidad económica convirtió en muchos casos a individuos en elementos indeseables. El nomadismo del grupo y del individuo aparece siempre como la constante elástica de la ecuación.

El nomadismo es sobretodo personal y esa será la raiz de los estamentos nómadas a revalorizar, sin perjuicio, en ningún caso, del respeto hacia las posiciones sedentarias. Podría reflexionarse que gran parte del problema surgió en el momento de sedentarizar posiciones nómadas, lo cual las pervirtió gravemente. La función del viaje se fundamenta en el regreso. El viajero vuelve cargado de experiencias y contactos, información que corregirá la trayectoria elástica del grupo, permitiéndole adaptarse mejor al medio y, por ende, sobrevivir.

Postulados feministas aluden a la presencia de hombres en las posiciones sociales tóxicas, cuando en realidad son sostenidas tanto por hombres como por mujeres. Es de suponer que la toxicidad reside en el rol y no en la persona, puesto que está demostrado que todos somos capaces de desempeñar cualquier rol.

En esta sociedad en tránsito de roles, donde la frustración social redunda en el nihilismo y en la desconfianza del grupo, los mecanismos sedentarios se han conservado subyacentes.

Podría considerarse que toda esta represión hacia el elemento nómada ha dado lugar a un sabotaje generalizado. El sedentarismo se ha convertido en el enemigo, en el feudo del déspota, en el reducto patriarcal-matriarcal. Los territorios comandados por la tiranía de la propiedad han subyugado el espíritu nomada primario del ser humano, espíritu que muchas veces fue sinonimo de supervivencia. El sedentarismo rancio convertido en sinónimo de intransigencia, oscurantismo y nepotismo ha conseguido que el nómada interior, incapaz de rebelarse, se adapte superficialmente al sistema, pero no contribuya a su progreso moral sino todo lo contrario.

Banca robando, politica mintiendo, ciencia con opiniones a sueldo, profesorado sin vocación, familias destructoras y destructivas, medicina del negocio, urbanismo de la fealdad, artistas encerrados en manicomios, vecinos que actúan de policías, industria del chanchullo, etc. son la prueba de que el espíritu humano está boicoteando en sabotaje un sistema sedentario injusto.

Las relaciones sexuales libres se enmarcan en el contexto de la infidelidad,  los elementos dependientes pasar a ser responsabilidad de organismos estatales como cárceles, hospitales psiquiátricos, o instituciones sociales de caridad. Las colectividades que educaban a los menores pasan a ser estatales puesto que un nucleo familiar tan reducido es incapaz de ofrecer a un niño la cantidad de congéneres y cuidadores necesaria para educarlo correctamente y ofrecerle un abanico amplio de modelos de comportamiento con los que identificarse para progresar. 

La libertad del nómada se fundamenta en la seguridad del nucleo base. Un viajero puede viajar con más confianza, si tiene un sitio al que volver en caso de enfermedad o descanso. Un ejército marcha más rápido, si dispone de centros donde reposar a sus heridos. Un progenitor trabaja más tranquilo si su hijos están atendidos mientras tanto.

El núcleo base, en cambio,  se caracteriza por nutrirse de las circunstancias sedentarias. Permite el acúmulo de provisión, el descanso de los enfermos, la educación de menores, el retiro del artista, el taller del artesano y la prevalencia de la sofisticación y la experimentación.

El nucleo base de un hospital no consideraría que un enfermo grave es un estorbo, puesto que la misma existencia del enfermo da sentido a la institución. Una expedición al límite de las circunstancias, en cambio, abandonaría al enfermo a su suerte.

El teatro sedentario no alude al régimen de una escuela de teatro, igual que el teatro nómada no se refiere a compañías en gira. Nómada y sedentario son cualidades humanas, personales, equiparables con egoista y derrochador, un paradigma que debe ser respetado en su integridad, contemplado en toda su amplitud.




                                                                 EL LAICISMO.

Una de las capacidades de la especie humana es la del pensamiento colectivo. De alguna manera se consigue que varios individuos se conecten en sentimientos, sensaciones y reacciones. Los discursos políticos, los rezos comunitarios, los conciertos musicales son buena prueba de ello.

Parte del mecanismo se desvela como la palabra en acción: los rezos, los discursos y arengas, los murmullos acompasados. Se trataría entonces de una sinergia entre idea-lenguaje y música. La palabra tiene tres aspectos bien diferenciados, por un lado es un grafismo, por otro es una conjunción sonora y por último lleva asociada una idea.  Pongamos un ejemplo. La frase gallega “Encendiches a lareira?” significa en castellano “¿Has encendido la lareira?”.  Viene a significar una acción que determina el medio de vida en el que se desarrolla, aquí nos sirve de guía el léxico; por otra parte tiene una sintaxis escueta y directa, lo que le da a la acción urgencia y celeridad. Su acento sirve para determinar la procedencia del parlante. Además sus grafismos aportan significados numerológicos, también lo escueto de su sintaxis informa de que este lenguaje era de gran tradición oral.

La función de la palabra en el pensamiento colectivo es sólo una de las posibilidades a la hora de establecer los mecanismos de la histeria colectiva, como se le suele denominar este tipo de comunión.

La tendencia de los seres humanos es a juntarse y a verbalizar sus cuitas, usualmente en grandes edificios de tenencia colectiva. Antiguamente el santuario solía ser un refugio natural, después pasó a localizarse en construcciones religiosas y en la actualidad se localiza en centros sanitarios.

Parte del pensamiento colectivo se basa en la realidad de sus mecanismos, que inducen a los individuos a experimentarla una y otra vez, fascinados por todo lo que de hecho existe en contraposición con los fantasmas de su imaginación. El ser humano basa en esta cualidad, la imaginación, el talento para superarse. Ello le hace construir multitud de premisas que son inviables y que le sumen en la confusión, proporcionándole sin embargo alguna que resulta ser útil y efectiva a la comunidad. En esta nube de errores un hecho se convierte en un anclaje mental, un asidero intelectual. El ser humano se siente obligado a catalogar la realidad para poder distanciarla del sueño y de la imaginación. El hecho de que funcione un mecanismo colectivo le hace someterse a él a priori.

Debido a la multitud de tipos de inteligencia, pues no todos los seres humanos desarrollan sus pensamiento de la misma manera, aparece una separación de tareas en los individuos del grupo. Cada individuo se hace guardián de una función social. Esta es la base de los oficios y profesiones. Cada diferente mentalidad encuentra un reflejo en el catálogo de actividades humanas. Muchas de estas situaciones laborales disponen de remuneraciones muy distintas, lo cual es un intento por parte de las profesiones mejor pagadas de mantener un status quo del que salen enormemente beneficiados.

Si un ser humano está abocado a priori a ejercer una función social, profesión u oficio ello lo situa en la escala social inmediatamente. El dinero que percibirá por ello, o que no percibirá, suele ser consecuencia de si desde su posición ejerce algún tipo de poder sobre temas económicos. La persona que se ocupa de llevar el monedero es la que alimenta y en última instancia ejerce el poder moral.

Dentro de este reparto de poderes aparecen los individuos que mayor relación tienen con la abstracción, siendo esta muy valorada por la colectividad. Cuanto mayor es el misterio que rodea los conocimientos de un individuo, mayor es el respeto que se le presenta. Si este conocimento alude a la longevidad, a la vida en cualquier caso, será la persona elegida para calmar cualquier angustia vital que al individuo pragmático se le presente.

Si la divinidad suele guardar relación con otras dimensiones del cuerpo y el alma, la medicina se ocupa tan solo de la longevidad. Es de resaltar como las mujeres solitarias ocupadas de la salud han sido perseguidas física y éticamente mientras que los individuos macho han sido marca de respeto y tiranía.

La relación con esta personalidad suele ser individual, al margen de la experiencia colectiva. Ejemplos de ello son los confesionarios cristianos y las consultas médicas. aunque vengan rodeadas del subconsciente colectivo y sean capaces de reunir a la comunidad en un centro que les acoge en igualdad de condiciones, no dejan de ser la sede del contacto individual con los saberes misteriosos que fascinan a la gente.

Las religiones se hicieron eco de estas necesidades básicas pero resultaron ser manipuladas por el poder materialista. Los centros debían de ser abastecidos, lo que suscitó mafias que se ocupasen de los asuntos económicos que aparecían relacionados.  Una vez la relación entre los mercaderes y los guardianes de la espiritualidad queda demostrada la colectividad pierde su confianza. Aparecen los escándalos propios del comercio, que nada tienen que ver con el fin inicial del encuentro.

Las figuras divinas que regulaban los mecanismos misteriosos pero reales son entonces una mera excusa para el robo y el latrocinio. Sin embargo la espiritualidad subsiste y la comunidad sigue necesitando de reuniones multitudinarias y de maestros de lo oculto que guarden las conclusiones de la mentira y el lucro. Muchas de estas reuniones han empezado a entrar en el campo del ocio, dándole a este una relevancia inusitada o quizás su verdadero significado.

El laicismo da la espalda a los dioses pero no llega a ser la tumba de la espiritualidad, sino la separación del poder económico-político de todo lo inefable que se sospecha, se presiente y se comprueba en el ciclo vital de la especie humana. Es curioso como los argumentos que demuestran la existencia de Dios se apoyan en la misma concepción de la idea. El hecho de que este concepto exista es tan absurdo que sólo puede responder a una realidad concreta. Nos encontramos, pues, frente a una fuente de manipulación de raíces milenarias, que se apoya actualmente tan sólo en la existencia de mundos paralelos y espirituales a los cuales no podemos acceder.

La existencia probada de estos mundos se relaciona con la fuente primaria de manipulación, pero perfectamente pueden coexistir y ser simultáneos. La fuente de manipulación, Dios- Dioses, pueden compartir con nosotros el hecho de estar separados dimensionalmente de los mundos espirituales. La manipulación primitiva pudo haberse hecho representante de estos mundos, aprovecharse de la coyuntura misteriosa, como tradicionalmente las aristocracias religiosas se valieron de su derecho a hablar y manejar el tema para robar a la población la autoría de templos e impuestos varios.

Los misterios de los que las religiones se hacen hecho serían entonces el destino, (cuando la salud mental afecta a la física y a la social, y la salud es necesaria para procurarnos la ilusión de perseguir nuestras aptitudes y conseguir lo mejor de ellas, un buen o mal destino sería la consecuencia, y la salud mental está directamente relacionada con una buena posición social), los mundos espirituales y sus comunicaciones (las dimensiones a las cuales no podemos acceder con los medios científicos de un mono evolucionado y que tradicionalmente han visto vedado su estudio por parte de las jerarquías eclesiásticas), la historia ( puzzle del cual faltan numerosas piezas y que nos desvelaría factores clave del pensamiento humano) y las jerarquías naturales que se establecen al admirar los seres humanos los logros de sus semejantes( las religiones se atribuyen la cúspide de tal respeto, en la figura de seres supremos que contienen todos los ideales personificados).


Un ejemplo de esto último serían los grandes logros arquitectónicos, siempre en manos del poder, siempre lejos de la población en su uso y gestión, en su diseño y planificación, en sus fines. Parecen ser adornos absurdos construidos con la sangre de los pueblos y todo hace pensar que su uso tendría un destino oculto o sería simplemente ostentación, lo cual dice muy poco de lo larga que puede ser la lista de posibilidades.

Otro de los misterios arrebatados es el conocimiento del concepto tolerancia. El bien y el mal se entienden comparativamente y no absolutamente como estos credos pretenden defender. La tolerancia es la base de la cooperación humana, la cual es la base del esquema social. El hecho de establecer un bien y un mal supremos y paradigmáticos nos relevaría de toda responsabilidad (nadie puede ser TAN bueno, ni TAN malo) pero nos impide reconocer los techos alcanzados y evoluciones de bondad y maldad en el prójimo. En un planeta cuya ley de organización es la entropía, el desorden, un bien-mal absoluto es antinatural, por lo tanto sobrehumano, por lo tanto divino.

El ser humano posee varias naturalezas, algunos encuentran tranquilidad en la obediencia, otros necesitan poner en marcha su maquinaria cerebral, otros combinar con creatividad ambas cosas,... las religiones responden a las necesidades de la población, en el sentido de que algunos se ven obligados a no pensar y otros a ser respetados, mientras unos terceros aprovecharían para dedicarse a sus cosas mientras los otros dos grupos estan distraidos. Se observa aquí a la santísima trinidad cristiana, el padre, el hijo y el espíritu santo: los que obedecen, los mandatarios y los ausentes.

Todo sistema que funciona merece una oportunidad de continuidad y un respeto, que funciona significa que persiste en el tiempo y que soporta todo tipo de embates. Hay una necesidad entrópica de atacar moderadamente todo sistema que funcione, lo cual lo fortalecerá al adaptarlo a los cambios sociales que aparezcan. Ningún sistema social debería ser impedimento de otros simultáneos, esto redundaría en una respuesta desesperada y dura que lejos de fortalecerlo lo minará. En una analogía, la crítica y la reticencia son una escoba que deja la piel al descubierto y la limpia, mientras que la rabia es una herramienta que horada y mutila. No se debe permitir que la rabia social aparezca a causa de manejos despóticos, con la excusa de proteger tal o cual sistema. Todo debe convivir y barrerse suave y mutuamente.

La existencia de conciencias superiores implica una inferioridad mental que reduce la autoridad moral de los sistemas. Algo que los menos respetuosos necesitan para convivir, un freno establecido a los instintos desatados de los que piensan que tienen derecho a imponer su criterio, sea cual sea. La necesidad de religiones, la necesidad de sustituir el pensamiento por el rezo, implica una aceptación de la poca capacidad propia de autoregulación.

El ser humano teme, se averguenza y se esconde con más orgullo que protege, muestra y colabora. Mientras no haya intereses económicos creados en que esto continue, podremos pensar que hay una necesidad de evolución. Si se evidencia que este comportamiento se fomenta en interés de unos pocos, queda demostrado que la represión nos obligará a una respuesta rabiosa y demoledora de poca confianza.

Habremos de resistir al laicismo de la rabia y quedarnos, quizá, en brazos de la indiferencia y la tolerancia, de la belleza del asunto y de la paciencia, por la supervivencia de todos, deshacernos de la culpa que nos lleva a las religiones, antes que de las religiones.

Esto es así porque la necesidad de perdón y amor del alma humana es grande. Siendo su mecanismo de supervivencia el del acierto-error, se presupone que a lo largo de su existencia el monto de errores será grande, esto ocasionará daños a sus semejantes y a sí mismo, daños que intentará corregir. Este camino queda tan poblado de remordimientos que la existencia de conciencias superiores que avalen nuestros comportamientos y los justifiquen es la salida obvia a la culpa que nos ocasiona la dureza de la vida y la penosidad de la empatía.

El ser humano, debido a su intima relación con el lenguaje, uno de los caminos del pensamiento abstracto y la discusión y purificación de las ideas, siente la necesidad de hallar definiciones a lo que le rodea. estos nombres le permiten dominar sus alrededores y su sentimiento de indefensión. El primer nombre que desea encontrar es el que le exculpa de sus errores.

Además del laicismo de la rabia está los laicismos de la naturaleza química de las cosas, el de la broma y la autocrítica como camino del humor, el de la ignorancia agnóstica y prudente, etc. El sistema de jerarquías y dominación mental, de enajenación de las responsabilidades propias y del oscurantismo del lenguaje no es carácteristico solamente de las religiones, en el laicismo también se encuentra. Se puede ser un laico dogmático, existe el dogmatismo interior. El enemigo siempre es interior.

El laicismo no puede provenir de un desencanto hacia la idea de Dios, estaríamos buscando nuevos dioses mejores, no habría entonces diferencia alguna en el sentimiento de inferioridad e irresponsabilidad religiosa.

Dado que la religión es la sanación espiritual, en la medicina encontraremos la misma encrucijada referida a la sanación física. Quién se aleja de la medicina occidental científica por desconfianza de los efectos secundarios, el oscurantismo de sus razonamientos, etc. no debería, como suele pasar, caer en medicinas alternativas igualmente basadas en el fármaco y en las mismas bases ideológicas.

Para liberarse del sentimiento de indefensión y culpa hace falta un grado de paciencia, experiencias vitales y trabajo personal que no todo el mundo quiere o puede hacer. En el ser humano no hay grados de error. Los errores groseros y mecánicos pueden resultar menos dañinos que los errores especializados.

En la teoría del error se observa el efecto acumulativo de este. Ello es la particularidad a evitar, nos podemos equivocar, pero habremos de tener el cuidado de afectar a la menor cantidad posible de seres humanos para evitar la cadena de errores que, a pesar de disminuirlos, los perpetúa. Es decir, si yo me equivoco en un supuesto los que me sigan se equivocarán a su vez, el efecto de sus errores vendrá atenuado por lo que ellos puedan corregir y mi responsabilidad se dividirá entre el número de personas que adopten mi decisión. Si mi error no se comunica tendré yo toda la responsabilidad, no dividida.


LA GUERRA DE LAS  MAQUINAS.

Mucho se ha escrito en ciencia-ficción sobre sociedades estrictas abocadas al perfeccionismo de la máquina, llegando todas ellas a la misma conclusión. La humanidad sólo avanza en el equilibrio de sus valores. El ser humano se rige por mecanismos de placer y sustancias adictivas. La única manera de tener bajo control estos instintos obsesivos de busqueda del placer es una conciencia despierta y alerta.

Es posible que padezcamos adicciones, que seamos insanos y que nos equivoquemos a menudo, pero el ser humano solo es feliz en el libre albedrío. No existe un racionalismo, ni una exactitud del comportamiento que definan al bien en contra del mal. La crisis continua, bien llevada, es sintoma de salud. La angustia es señal de vitalidad creadora y supervivencia. No existe una sociedad perfecta. Deben caer los sistemas morales y económicos sucesivamente, como las especies evolucionan y dejan atrás modelos anteriores poco adaptados que se extinguen. Es la dinámica planetaria y funciona tanto a niveles morales como físicos. Si en el cosmos existen otras dinámicas aún deberemos encontrarlas. La sociedad mecanizada bajo el diseño humano solo puede responder al bienestar físico, nunca moral ya que una máquina no evoluciona y siempre se estropea, puesto que no tiene la elasticidad adaptativa que necesita cualquier ente terráqueo.

La mecanización era la esperanza humana, que permitiría el ocio y la supervivencia de la población. Sin embargo el trabajo cero para todos se ha convertido en el trabajo cero para algunos, mientras que una reducida porción de la sociedad se veía abocada a seguir trabajando en jornadas aterradoras para satisfacer la demanda consumista.

La reducción en horas de la jornada laboral, la eliminación de los trabajos más pesados, fueron algunas de las promesas de la industrialización. Muy al contrario aquellos duros oficios siguieron siéndolo, incluso para agravio de sus trabajadores que debían responder a esterotipos de bajo nivel cultural y social completamente inventados. La población comenzó a aspirar a puestos de trabajo inútiles e irrelevantes, amedrentados por el deterioro físico. El ser humano aspirando al estancamiento es una realidad contra natura.

Las desigualdades no acabaron ahí. Cuanto más duro era el oficio, peor remunerado estaba. Esta circunstancia es indefendible. Las responsabilidades económicas de un puesto eran el factor que se tenía en cuenta a la hora de remunerarlo. Cuanto más dinero se moviese desde una posición, mejor pagada quedaba esta. La corrupción empresarial demostró que son los puestos mas duros fisicamente y los eventuales los que deben quedar mejor remunerados si queremos proteger a los trabajadores.

La industrialización no consiguió los avances que prometía. La calidad de vida quedó muy resentida por la contaminación. Un ejemplo es el aceite mineral. Las máquinas necesitan aceite para funcionar, como lubricante y refrigerador. El aceite mineral es tóxico en su producción, utilización y desecho. Sin embargo, los aceites vegetales son perfectamente utilizables en la industria, además de tener excelentes propiedades para el equiibrio físico del ser humano, y sin embargo no se utiliza aceite de oliva para lubricar por que corroe las juntas de goma. ¿No hay otro material para las juntas? ¿no corroe el aceite industrial al operario? Es solo un ejemplo de cómo la industrialización parece haber olvidado que fue creada para el bienestar del trabajador.



                                   LA TENENCIA DE SUELO Y LA DECORACIÓN.

La decoración puede ser la raiz de la escenografía social. El montaje de una obra implica básicamente la ordenación de un espacio físico. El hecho de la tenencia de suelo influye en escenografía y decoración hasta tal punto que podríamos ver al ser humano como una unidad artística con o sin influencia directa sobre su entorno más cercano. La lucha de clases suele hacer diferencias entre las comunidades, pero en la problemática individual vemos que sin diferencias de clase hay quien puede reformar su espacio físico a su antojo y quien no.

La tenencia de suelo implica una variación espacio-temporal de los recursos. Si decidimos pintar de dorado una habitación se nos aparecen varias posibilidades que decidirán la realización de nuestros propósitos. La habitación puede ser alquilada, heredada, ocupada o comprada, puede estar en nuestra vivienda o en la casa familiar.

Lo más probable es que sólo pudiésemos pintarla de dorado si la vivienda está ocupada, dado que la ocupación es un movimiento donde se permiten grandes posibilidades artísticas e, incluso, se presupone cierta responsabilidad sobre el hecho de personalizar el espacio. Es decir, la ocupación no asamblearia implica un grado de actuación personal que incluye la modificación del espacio. Se necesitan individuos capaces de decidir y la decoración indicaría grado de responsabilidad e implicación en la buena marcha de la comunidad. Recordemos que la ocupación es un movimiento comunitario y nómada por definición, donde la temporalidad da lugar a un ansia por dejar rastro.

En el caso de que la vivienda sea heredada aparecen libertades añadidas como serían la no intromisión de opiniones restrictivas, lo cual nos permitiría experimentar con el espacio a nuestro antojo.

Podríamos pintar la habitación de dorado en el caso de que hubiésemos comprado la vivienda, pero la inclusión en la sociedad a la que nos obliga tal desembolso hará de nosotros personas convencionales y prudentes, demasiado prudentes como para expresar nuestros deseos más liberales.

En el caso de ser una vivienda alquilada o perteneciente a un seno familiar, necesitaríamos el permiso del dueño de la casa, el cual pocas veces considera necesario que el espacio quede personalizado de manera importante. En el caso de ser vivienda familiar se valorará, incluso, la sumisión y la capacidad de restringirnos en nuestros deseos, como valor social y de respeto a la jefatura del hogar, esto es así también en entornos asamblearios en general.

Del mismo modo la escenografía variará según nuestros recursos hayan o no de adquirirse, y del modo de adquisición, en cuanto a local, mobiliario, vestuario, etc. El equilibrio de estos factores son los que en la mayoría de los casos determinará la marcha de un proyecto y su evolución. No siempre es deseable la temporalidad, tampoco la gratuidad es garantía de realización, a veces el compromiso consigue que los proyectos se vuelvan viables, aunque estos proyectos puedan resultar absurdos.

En general la vida y el teatro lo único que deberían respetar es el equilibrio personal de todos y cada uno de los factores que la integran, un ecosistema vivo en el que el dinamismo implica a veces restricciones y movimientos indeseados. Sin embargo, quien ha sufrido cambios pocas veces volvería a estados anteriores y los estados ideales no lo son en cuanto sean irreales. En escenografía social hay que apañarse con lo que se pueda, en escenografía teatral apañarse con lo que se pueda será el pilar central del espectáculo.


                                       UNA ESCENOGRAFÍA SOCIAL INTELIGENTE.

La organización social que prescinde de elementos no productivos y dependientes se identifica con organos de eficacia y parquedad, como jerarquías maximizadas: expediciones.

En que circunstancia son necesarias este tipo de jerarquías es algo que vale la pena dilucidar, puesto que aparecen de manera natural y son extraordinariamente eficaces. Es de suponer que sus estamentos serán tan necesarios como lo sean los objetivos que persiguen. En la actualidad sus ejemplos más definitorios son el ejército, las finanzas, las disciplinas grupales (conferencias, clases, espectáculos, demostraciones religiosas, etc.)

El profesor, el matarife, el sargento, el cura, el encargado y el actor ejemplifican este personaje jerárquico y totalitarista al cual atiende una masa subyugada, distraída e hipnotizada. Esta figura, en cambio, resulta de un mecanismo natural de liderazgo al repartir los roles en un grupo.

El hecho de que el teatro no contemple la asistencia al espectáculo de niños, que su escenografía esté diseñada para que la audiencia carezca de libertad de expresión o que las compañías tengan una organización excesivamente jerárquica, veta el entorno profesional a quien tenga responsabilidades sociales. Ello ha convertido esta disciplina humana en un espectáculo hecho por hombres y para hombres, con la consiguiente perversión social, el que esté hecho por mujeres, pero para hombres.

En el cine, muy cercano a los postulados teatrales en cuanto a escenografía y cuerpo base del espectáculo, los papeles femeninos comerciales suelen carecen de interés, los infantiles no existen. Las historias se centran en la predación y la conquista. El teatro abarca un número de posiblilidades muy superior al no depender de la comercialidad como baza, debido a la calidad cultural de su audiencia.

La escenificación social que resulta de una obra teatral debería investigar de que manera este arte es necesario para la evolución humana y reaccionar a sus mismos estímulos. Será interesante observar la aparición de la mujer en campos como la autoría de obras, la producción o la gerencia de salas. De igual modo se supone que la mezcolanza de géneros permitiría que el ambito del urbanismo fuera menos sucio y desolador en sus resultados, pero esto es una simplificación que justifica el sectarismo de sexos.

La diferencia realmente importante sería que en los puestos de relevancia apareciesen personas concienciadas con los seres no productivos del mundo que nos rodea, como niños, ancianos, enfermos, pensadores, animales, plantas, etc. Sería fundamental que el dinero dejase de ser un motor cultural.

Este criterio que elimina la búsqueda del 100% en los objetivos, y cifra en 60% los beneficios lógicos, incluso en el 10% de acierto real, está funcionando como base de nuevas tecnologías en avances sociales, en lucha de plagas, en educación, por ejemplo. Es respetuoso con las fracciones sociales no interesadas en el plan principal y permite la elasticidad que se necesita y que se viene planteando si queremos llegar a una consecución de objetivos no prioritarios, pero incluidos y necesarios en el proceso.

El hecho de que funcionen perfectamente regímenes fascistas en el arte es un acicate para descubrir en qué se apoyan, en qué factores bienintencionados han sido pervertidos para sostener tal desgracia y en donde radica la realidad en la que dichas camarillas carecerían de poder.

Como un dictador está apoyado, en ultima instancia, por el pueblo, el teatro patriarcal se aposenta en el espíritu humano más democrático, en un sentido de la democracia en el que se equipara la nada a la mayoría, pues todo el mundo se pone de acuerdo en el cero, la solución menos conflictiva como la mejor. Los seres humanos debemos buscar el máximo de conflicto si no queremos vivir en un no-conflicto permanente que vacíe nuestras relaciones y, sobretodo, nos permita ser manejados como individuos sin espíritu que conforman una masa sin espíritu.

Obviamente la consecución de objetivos no tendrá la misma eficacia, pero tampoco la misma importancia. Quizá aquella clase que recordamos con cariño no nos lleve a ningún recuerdo de la materia, sino a la luz del aula y a la calidad humana que sostuvimos en aquel momento, igual que las grandes conclusiones intelectuales vienen de relacionar conceptos escondidos y captados en ambientes muy diferentes.

La lección del teatro no reside en escuchar la obra atentamente, sino en poder recordar algún detalle concreto, afianzado por un zumo de naranja, por la intensidad del olor de la persona contigua o por ser la primera frase que escuchamos al entrar tarde en la sala. Ese detalle quedará grabado en nuestro cerebro como un sustantivo, apoyado en su acción adjetivo y dará lugar a una conclusión, quien sabe si diaria.

Una manera de lograrlo será con obras inteligentes, que nos aboquen a escenografías inteligentes, igual que una relación correcta entre las personas, sea cual sea su género, conseguirá los avances sociales que apuntan y que tan necesarios se hacen, urgentes quizá.

                                                                               Cangas do Morrazo, febrero de 2012.

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